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El campo de deportes

Nombre pomposo para un lote donde se construyó una cancha de baloncesto (por la época nadie pensaba en fútbol como práctica deportiva porque el pueblo de topografía tan quebrada no tenía un sitio adecuado para construir un campo reglamentario). El basquetbol era uno de los dos deportes predilectos de la juventud deportiva de ambos sexos; el otro deporte era el voleibol pero se consideraba poco varonil y lo practicaban las estudiantes del colegio de la Presentación y tenían dos equipos emblemáticos que tenían confrontaciones cada cierto tiempo en el campo de deportes con entrada paga. Si la memoria no me falla estos equipos eran Saetas y Gacelas.

Este lugar era el escenario de los recreos de los infantes de la escuela municipal, uno en la mañana y uno en la tarde, y nunca faltó como “actividad deportiva” notoria, el peloteo de un balón de fútbol, enviándolo el estudiante a quien le cayera al lado,  de una patada hacia arriba y volviendo a hacer lo mismo, cientos de veces durante todo el recreo todos los chicos a quienes les cayera cerca, no faltando la risa y las burlas cuando el balón aterrizando luego de uno de sus tantos periplos aéreos, hacía impacto de lleno en la cabeza de algún distraído muchacho que no estaba atento a la posibilidad de que ocurriera ésta eventualidad.

Algunas veces se instalaron aquí los circos que iban de pueblo en pueblo, recordando yo especialmente dos, el primero porque llegó con fieras, pocas, pero animales tal vez aún no vistos en Chipaque, y del que recuerdo que me mordió levemente en un dedo uno de sus micos del que, de confiado, creía haberme hecho ya su amigo……el segundo, el “Leo Afro Circus”, se instaló en el terreno colindante con la bañera del ganado a la entrada del pueblo desde Bogotá, …..inolvidable……trajo todavía más fieras y lo mejor de todo es que me hice muy amigo del hijo del dueño, quien era a la vez el Presentador, Domador, etc., y el muchacho, mi amigo, era uno de los payasos……le prestaba muchos cómics, por los que vivía chiflado y así entraba y salía del circo a cualquier hora, no faltando y entrando gratis a la siempre repetida función….la pena mía cuando se marcharon fue muy grande, la despedida con mi amigo triste para mí, pues había llegado a estimarlo mucho, el mundo del circo era toda una fantasía en la que me encontraba casi inmerso,  y al querer devolverme mi temporal gran amigo los tantos cómics que le presté, se los regalé todos..

En este campo de deportes también se realizaban bazares y durante las épocas de ferias y fiestas, en el mes de octubre, quedaba habilitado para guardar los caballos de paso fino y otros ejemplares.

Ir a: Reminiscencias de Chipaque (2)

 

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