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Esta historia nos cuenta sobre cómo no tenemos que dejar de desaprovechar las oportunidades que tiene la vida porque a veces esas oportunidades vienen de los lugares menos pensados y tenemos que nosotros con nuestra inteligencia hacer lo posible para que esa oportunidad sea rentable. 

Este cuento se llama el portero del prostíbulo y la verdad que es uno de mis cuentos preferidos:

 

Permíteme que te cuente. 

 

Había una vez un hombre que trabajaba como portero del prostíbulo,  en aquella época el trabajo peor pagado de todo aquel pueblo. 

En este pueblo la gente vivía de sus oficios, estaba el herrero que su padre había sido herrero y a la vez había heredado ese oficio de su padre, asi de generación en generación se iban pasando los conocimientos. 

 

Pero no había en aquel pueblo un oficio más detestable que el de ser portero del prostíbulo. Claro había un prostíbulo a las afueras de la ciudad donde los hombres iban a distender y relajar tensiones. 

 

Este hombre trabajaba de día y de noche,  largas horas,  ya que su padre había sido portero y su abuelo también.  

Un día el dueño del prostíbulo murió y se hizo cargo su hijo un joven de la capital con nuevas ideas.

Así que  reunió a todo el personal y le comunicó nuevas órdenes y reglas que cada uno debía cumplir para mejorar aquel lugar . Así que llamó de uno en uno y le dio una nueva orden, cuando fue el turno de nuestro portero le dijo: 

 

- Usted tendrá una tarea bastante sencilla,  tendrá que de cada 10 personas que entren seleccionará una y le preguntara a su salida ¿Qué cosas cambiaría del lugar? 

 

- Así que una vez por semana me traerá un informe con esas personas y las cosas que más se repitan vamos a tratar de mejorarlas. 

 

- Señor yo estaría encantado de poder hacerlo pero yo soy analfabeto. No sé leer ni escribir - contestó con timidez el portero 

 

A lo que el dueño del negocio le respondió sin miramientos: 

 

- Lo siento mucho pero entenderá que no puedo esperar que aprenda, ni tampoco contratar a una persona nueva. Así que no lo tome a mal pero a partir de mañana estará despedido.

- Pero usted no puede despedirme. Yo trabajé toda la vida aquí y mi padre y mi abuelo también trabajaron este mismo lugar -  se quejo el portero

 

- Perdóneme pero tengo la autoridad para tomar esta decisión - dijo cerrando la puerta 

 

El hombre sintió que el mundo se derrumbaba,  claro él lógicamente no sabía hacer otra cosa que ser portero del prostíbulo. Así que desahuciado se fue a su casa pasó todo el día durmiendo y al otro día ya cansado de tanto dormir,  se le ocurrió que podía a buscar alguna nueva ocupación. 

 

En su casa había una silla que estaba rota y una mesa que le falta una pata. Busco algunas herramientas pero no las encontró por ningún lado.

Así que se le ocurrió que podia comprar unas herramientas para arreglarla y poder pasar el tiempo en otras actividades, averiguo,  pero no había ninguna ferreteria en la ciudad, sino que la más cercana quedaba a dos días de camino. 

 

Como no tenía nada que hacer agarró su mula y emprendió la marcha. A su regreso traía una hermosa caja de herramientas con un martillo, una tenaza y algunos clavos 

Se puso inmediatamente a trabajar.

Se encontraba arreglando la silla,  cuando de repente golpea la puerta un vecino que había escuchado los martillazos.

 

- Dígame vecino,  una vez que termine de usar ese martillo no me lo prestaría - 

 

- Mire la verdad que lo acabo de comprar, me quede sin empleo y estoy aprovechando para arreglar algunas cosas en mi casa. - dijo el portero como avergonzado. 

 

- Esta bien - sugirió el vecino - no tengo ningún apuro,  puedo esperar 

 

A la mañana siguiente el vecino golpeó muy temprano a la puerta

 

- Yo todavía necesito del martillo porque no me lo vende - dijo eufórico 

 

- No imposible,  lo necesito para trabajar y además la ferretería más cercana queda a dos días de camino. 

 

- Hagamos una cosa - dijo el vecino - yo le pagaré sus días de camino mas el valor del martino para que usted no tenga que perder nada.

 

El portero aceptó convencido. Esto era algo bueno ya que le daba un nuevo trabajo por 2 días. Volvió a montar en su mula y al su regreso. 

 

Había otro vecino en la puerta de su casa

 

- Hola buen vecino usted le vendió un martillo a nuestro amigo -

 

- Si ¿ Porque ? - dijo el portero 

 

- Necesito unas herramientas y estoy dispuesto a pagarle los dos días de viaje y una pequeña ganancia por cada herramienta que me venda,  ya me dijo cómo era la operatoria. 

 

Después que comprar algunas cosas  que había traído, le dijo:  

 

- Muchas gracias, ¡ No todos disponemos de 2 dias para ir a comprar !  - 

 

Esta última frase quedó retumbando en la cabeza del portero. Así que decidió invertir un poco de la indemnización y ahora trajo cables, tenazas, pinzas varias, clavos, tornillos y toda una serie de herramientas. 

 

La voz inmediatamente empezó correrse por el pueblo  y muchos quisieron se sintieron encantados de poder comprarle algunas herramientas y así evitar el viaje. 

Así que nuestro portero una vez por semana viajaba a comprar, se estaba convirtiendo poco a poco en distribuidor de herramientas.

 

Viajaba y compraba lo que necesitaba los clientes 

 

Un dia se le ocurrio que podia buscar un lugar para acopiar las herramientas y así no tener que viajar continuamente. 

Finalmente alquiló un galpón, pronto le puso una vidriera y un mostrador, convirtiéndola en la primer ferretería del pueblo. 

Pronto adquirió fama y todos los del pueblo compraban  en ella, y los pueblos vecinos prefian comprarle a el y enviar los dos días de mula. 

Un dia se le ocurrio que podia hablar con su amigo el tornero, para que le fabricara las cabezas de los martillos y algunas herramientas de mano.

Poco a poco se fue convirtiendo en una fábrica de herramientas, así que ahora todas las ferreteria venía a comprar a la suya. 

 

Para no hacer el cuento muy largo sucedió que en 10 años aquel hombre se transformó en el hombre más poderoso y más rico de toda la región. 

 

Un buen día decidió donar parte de su dinero para la creación de nuevas escuelas. 

El intendente se sintió halagado. así que organizó una gran fiesta de inauguración para agasajar al comerciante Reunio a todo el pueblo en la plaza principal

 

El alcalde le entregó la llave de la ciudad lo abrazó y le dijo: 

 

- Es un orgullo para nosotros entregarle las llaves de la ciudad. Nos gustaría que firmé en el libro de actas de la primera escuela que vamos a inaugurar. 

 

- Es un honor para mí - dijo el portero y agregó - creo que no hay algo, que más me gustaría pero lamentablemente yo no sé leer ni escribir - 

 

- ¿ Usted ? - que no alcanzaba a creerlo 

 

- Usted que creó un imperio, que ha dado trabajo a todos en la ciudad y las ciudades aledañas. ¿ Cómo es posible que haya hecho tanto siendo analfabeto ? 

 

- Nunca tuve la oportunidad de ir a aprender - dijo avergonzandose 

 

- ¿ Si usted creó tantas cosas sin saber leer ni escribir, no me quiero imaginar lo que hubiera creado si hubiera sabido ? - 

 

El portero sonrió y luego agregó:  

 

- Yo puedo contestar a esa pregunta - 

 

- Sería portero del prostibulo 

 

Y así funciona la vida, las oportunidades están ahí cuando nosotros a veces no somos capaces de verlas. pero las peores experiencias de nuestra vida resultan que son las que más nos enseñan. 

 

 

Espero que te haya gustado. 

como siempre es un placer escribir para ti 

Andres Lacrosse. 

Adaptacion libre del Cuento original de Jorge Bucay.  

 

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