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Duerme, duerme dulce hada, duerme. Nada perturbará tu sueño, estoy vigilante a tus deseos, soy quien te protege y te cuida, duerme dulce hada, duerme... .
 


Por la misma senda por la que el hombre avanza vienen ahora a toda carrera una legión de duendes de punteadas orejas y verdes ropajes, que se confunden con la hierba que crece en las praderas por las que cruza el camino. Gritan al hombre que se detenga, mas este no hace caso y continua caminando hacia su encuentro, una nefasta sonrisa cruza su apergaminado
rostro y saborea como un delicioso manjar la próxima pelea. El sabe que tienen que detenerlo.

Los duendes corren formando una media luna que se cerrará en círculo para detener al mago. El hombre levanta la mano y murmura unas palabras, sobre su palma extendida al gris cielo una bola de espesa niebla va formándose, cubriéndolo de a poco hasta que no se ve mas que una turbia nube que avanza por el camino, los duendes no se detienen y armas en mano rremeten contra la nube.
 
La extraña nube gris que viaja por sobre el camino los traga, los engulle, los asfixia; los duendes buscan en vano el sólido cuerpo del mago, mas no lo encuentran y tarde se dan cuenta que su magia es muy poderosa, tratan de salir de la nube para plantearse una nueva forma de ataque, pero la nube no los deja, la nube está ahora en us pulmones y los asfixia, los duendes yacen sobre la hierba y el mago continúa su pesado andar rumbo a Loria. El sabe que aun van a tratar de detenerlo.


Sobre la cumbre de un cerro esperan los hombres-halcon, escondiendo sus alas para solo aparentar ser hombres, tienen un plan para detener al mago que se convierte en nube, lo saben porque las aves se los contaron. El mago se acerca sin aparentar que los ha visto, los hombres-halcon se alistan, el mago sonríe, y sin que los hombres halcón puedan distinguirlo, toma una de las ramas que cuelgan de su ropa y la deposita en el suelo, mientras murmura extrañas palabras y antes que los hombres-halcon puedan reaccionar, por el suelo corren veloces como el rayo las raíces un árbol tan negro como el alma  del mago; sujetan los tobillos de los hombres-halcon y crecen enredándose en sus cuerpos, los hombres-halcon extienden las alas para querer volar pero ya es tarde, las ramas los sujetan al piso cerrándose en si mismas. Los hombres-halcon yacen atrapados entre las ramas del infernal arbusto y el mago continúa su camino. Sabe que ya no podrán detenerlo.
 
El hombre mira con desprecio las altas torres de Loria, blancas como la nieve, reflejando el gris cielo como si fueran un espejo. Toma el maléfico arco y lo tensa mientras murmura extrañas palabras, lo dirige hacia la torre mas alta y mas blanca de todas, cuando suelta la cuerda de ella sale despedida una flecha que zumba como el grito desesperando de alguien que agoniza, la torre desaparece y el mago sonríe, el sabe que no han podido detenerlo.


- ¿Qué buscabas destruir anciano? - Suena una dulce voz detrás del hombre.

- A ti - Contesta mientras gira para ver al hada que está detrás suyo.

- Por que?

- Quiero tu magia, y no podrás detenerme - Dice desafiante mientras tensa el negro arco para lanzar una nueva flecha.

- ¿Por eso mataste a mis duendes y a mis guardias?, ¿acaso no sabes que soy inmortal?, ¿que nada puede dañarme?, ¿no sabes anciano que con cada ser de Loria que has matado, ha muerto también un poco de tu magia?, ¿no te das cuenta que ahora no tienes ningún poder? - El hombre no la escucha, no quiere escuchar al hada, murmura unas extrañas palabras y ataca de nuevo, mas el arco se disuelve en el aire y el grito de agonía que antes fuera de la flecha lanzada arteramente a la
torre de Loria es ahora del pecho del anciano que envejece mas a cada instante.

- ¿Quien eres tu? - pregunta el hombre antes de caer rendido.

- Soy un hada -

- ¿Cómo te llamas? -


- Eso no importa -

- ¡Importa!. Yo debería morir cuando nazca el sol, yo debía morir con el rocío de la mañana. Lo supe el día que me convertí en mago. Por eso no debo morir ahora, el sol está en lo alto... -

- La magia es a veces incomprensible Mago y muchas veces utiliza palabras que interpretas de otras formas -

- Como te llamas hada. ¡Dímelo de una vez! -

- Me llamo Frescura del Amanecer -

- Pero tu no eres la reina de Loria -

- Loria nunca tuvo rey ni reina, solo guardiana -

- ¡Tú! -

- Si, yo. Ahora desaparece mago, vuelve a las tinieblas de donde has sacado tu poder y tu ambición. Este mundo es solo para los vivos y tu ya estás muerto -

Un último gemido sale del pecho del hombre tal vez por no haber sabido descifrar mejor aquel mágico mensaje.



Duerme dulce hada duerme, yo velaré‚ tu sueño, y mañana serás otra vez heroína de una nueva fantasía. Duerme dulce hada, nada puede dañarte, ni duendes, ni magos, ni los seres extraños que inventaré para ti la próxima noche.
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