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Lo primero que le llamó la atención al entrar, fueron las proporciones descomunales de la gorda de la recepción. Por el volumen que asomaba por sobre el mostrador, se notaba que era una mole. No sólo en circunferencia sino también en altura. Y encima fea. Todo empequeñecía alrededor de esa figura de arquitectura faraónica y tuvo que contener la risa al ver lo diminuto que se veía el tubo del teléfono apretado entre la oreja izquierda y el hombro de "la mamut", apodo con que inmediatamente la bautizó.


--Pobre tubo, -- pensó. --Si tuviera piernas, estaría pataleando como Jack Nicholson en el final de "Atrapado sin salida".

En ningún momento tuvo la intención de interrumpir al mastodonte, ya que temía soltar la carcajada que cada vez más le costaba contener. Así fue se dedicó, por unos instantes, a recorrer la sala de espera, mirar las fotos enmarcadas que colgaban de las paredes, siempre cuidando de dar la espalda al mostrador. Trataba mientras tanto, de pensar en cosas graves, en que no tenía un peso, en que el trabajo que le habían prometido antes de su viaje no había salido, en la noticia de desalojo que había encontrado enchinchada en la puerta de su departamento esa mañana, en las peripecias que había vivido desde su arribo a los Estados Unidos seis meses atrás. Había podido oír, para su tranquilidad, el claro inglés que hablaba "la mamut", lo cual también lo ayudó a recuperar la compostura y ganar confianza para enfrentar la inminente pregunta.


--Señor, en qué puedo servirle?


Giró sobre sus talones y quedó balanceándose sobre sus pies unos segundos. Finalmente se acercó estirando los labios hacia adelante y hacia los costados como si tratara de conseguir un poco de elasticidad en su boca para poder articular las palabras que había estudiado mientras subía en el ascensor.


---La razón por la que estoy aquí, es porque he recibido siete llamadas telefónicas desde ésta oficina en los últimos siete dí......


--Permítame preguntarle, antes que nada, dónde escuchó de Grandes Perspectivas.


--Jamás escuché hablar de ustedes, fue un amigo mío, ahora ex-amigo, quien recibió su folleto en el correo, y por hacerme una broma lo completó con mis datos y lo mandó.

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