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Esta es una historia que ocurrió en la realidad. Yo la cuento con algunas adaptaciones de persona, lugar y tiempo pero les aseguro que sucedió y, si lo dudan, pueden averiguar en internet.

En mi pueblo siempre hacen caso a los mandatos de la iglesia católica y cuando hicieron una revisión del santoral, porque surgió la duda acerca de la existencia de algunos santos, decidieron en concilio eliminar algunos como San Cristóbal y otros. Resulta que a San Jorge lo eliminaron a medias y ya lo voy a explicar.

Las imágenes mostraban a este santo matando un  dragón y resulta que este es un animal mitológico y no debía estar en los altares; de manera que a san Jorge, cuya biografía voy a resumir, no podían sacarle tarjeta roja, pero al monstruo si. Entonces les cuento rápido la vida del hombre:

San Jorge nació hacia el año 275 o 280 (Siglo III d.C.) en tiempos del Imperio Romano; era hijo de una familia romana de nobles acomodados de religión cristiana. Siendo un niño perdió a su padre, y viaja con su madre Policromía a Palestina. Allí crece como caballero y encuentra puesto en la guardia del Emperador romano Dioclesiano, gran perseguidor de cristianos. Nuestro personaje ocultó su condición religiosa por seguridad pero, como nada permanece oculto en este mundo, el emperador se enteró y lo mandó ejecutar.

Su muerte no fue de afán, al emperador le gustaba disfrutar de las torturas y así fue que nuestro mártir soportó el dolor varios días y, al final, fue decapitado que significa que le cortaron la cabeza. Decía mi madre que murió a causa de la herida. Murió el 23 de abril de 303; el mismo día que Cervantes y Shakespeare pero 13 siglos antes. Qué pena, me salgo del tema, a veces pero sigo.

Siempre se le representa montado en su blanco corcel y matando un dragón con su lanza, símbolo de fuerza para acabar con la blasfemia y los enemigos del cristianismo.

En la iglesia de mi pueblo había un altar con una estatua tal como la describí y el cura ordenó bajarla para quitarle el dragón y cambiarlo por una serpiente. Para desbaratar o tumbar siempre sobra gente pero el cura escogió a seis forzudos entre los cuales estaba un sujeto fornido apodado el “Diablo”. Pues este señor resbaló y cayó al suelo, el peso de la estatua se recargó a su lado y San Jorge se vino al suelo con tan mala suerte que la lanza del santo atravesó el corazón del “Diablo”. Y el pueblo creyente lo atribuyó a un castigo de Dios.

Edgar Tarazona Angel

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