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De ahí se comenzó a gestar el camino hacia la polarización, el cambio entre el deseo de la negociación al del clima de guerra, el enfrentamiento armado. Los atentados del 11 de Septiembre son precisamente los que vienen a fortalecer las voces de polarización, la dinámica del mundo eventualmente había cambiado y por ende el gobierno colombiano no fue apático a las nuevas condiciones mundiales, el estatus adquirido como beligerantes fue olvidado e inmediatamente fueron calificados como terroristas, la propaganda política se enfoco especialmente en la idea de la destrucción de las guerrillas, el proceso paramilitar evidentemente fue distinto, no olvidemos que contaba con apoyos importantes  de las elites rurales colombianas.

Con respecto al texto de Gonzalo Sánchez, podemos entender la singularidad del caso colombiano desde dos enfoques, el primero la multiplicidad y el segundo desde la interdependencia. Multiplicidad de violencias en términos de sus orígenes, objetivos, geografía, modus operandi y estrategias, las diferentes violencias de que nos habla Sánchez podemos caracterizarla históricamente desde dos grandes momentos, el primero la colonización antioqueña en la primera mitad del siglo XX y el segundo el cual nos interesa la colonización contemporánea, la cual se deriva de la actividad guerrillera y los cultivos ilícitos. 

Asimismo, la multiplicidad de las violencias puede caracterizarse desde lo rural a lo urbano, los grupos insurgentes los cuales en su inicio estuvieron primordialmente en las zonas rurales y que luego vinieron a instalarse en los cascos urbanos y dentro de las grandes ciudades, juegan también un papel determinante en la multiplicidad de violencias y practicas de violencia, es decir, la aparición de los sicariato, de las conocidas limpiezas socia como violencias urbanas, así como en el campo rural la aparición del paramilitarismo con financiamientos de empresas territoriales y hasta estatales.

Con respeto a las dinámicas que vinieron tomando  el conflicto a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y las prácticas conjuntas a las del narcotráfico que nutrieron económicamente a los grupos insurgentes están también la deshumanización cada vez mas agudo del conflicto, la practica del secuestro por parte de la guerrilla considero todo tipo de violaciones a los derechos humanos, el trato de nula vida en cautiverio no genero más que repudio a nivel nacional y mundial, así mismo, por parte del paramilitarismo la practica de las desapariciones forzadas, el aniquilamiento sistemático de la Unión Patriótica.

Finalmente los procesos de Paz parcelada que ha venido llevando Colombia desde los años ochentas, procesos en su mayoría fallidos que no han contribuido a la humanización del conflicto, al contrario   después de cada negociación aparentemente se fortalecen y radicalizan aun mas las posiciones en contra posición, es decir, las negociaciones causan el efecto contrario, cada vez aleja mas las posibilidades de dialogo entre las partes, de ahí que actualmente las posiciones políticas frente al conflicto son completamente beligerantes y no se contempla de ninguna manera la salida negociada del conflicto.

 Ahora bien, después de haber explicado a grandes rasgos cada uno de los textos lo que se pretende a continuación es relacionar al menos dos elementos en común que tengan cada uno de los textos, para así, entender la relación entre las dinámicas económicas del conflicto y la singularidad del caso colombiano. En primer lugar considero sumamente importante entender el caso colombiano desde la perspectiva económica que nos plantea Collier, sin lugar a duda en los últimos años, la concentración de dinero y de recursos se ha destinado en una inmensa mayoría al fortalecimiento y la modernización de las fuerzas militares colombianas, esto con el fin de persuadir a los grupos insurgentes por la vía militar, es claro que tanto los planteamientos de Pécaut  y de Sánchez están encaminados hacia la transformación que ha vivido el conflicto colombiano y como la discusión sobre la salida negociada al conflicto a quedado un poco limitada y se ha aumentado el esfuerzo  de contrarrestar la guerrilla en el campo militar, las consecuencias entonces, son precisamente  las que plantea el texto desarrollado por el Banco Mundial, la reducción del gasto publico en temas como salud, educación e infraestructura. 

En segundo lugar, el fenómeno del desplazamiento presente a lo largo del conflicto colombiano, además con cifras escandalosas, los tres autores coinciden en la idea de que este problema no solo es una consecuencia de la guerra sino que además afecta enormemente las dinámicas económicas del país.

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