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Como producto de sus reflexiones se da la resolución de los conflictos que desde el punto de vista médico surgen en la investigación y en la práctica clínica, y son los comités de bioética las instancias propias para este tipo de debates. Surgieron desde finales de la década de los setenta del siglo pasado y se acrecentaron en la década siguiente. Una decisión judicial propició su surgimiento. El juez que debía resolver la desconexión del respirador artificial de la joven Karen Ann Quinlan, víctima de un coma vegetativo provocado por la mezcla de alcohol y barbitúricos, ordenó la conformación de un comité de ética. Fue éste, al parecer, el primer comité bioético asistencial en la historia. La joven fue desconectada tras el fallo de la Corte Suprema de New Jersey a favor los padres. Irónicamente Karen siguió respirando de forma voluntaria, y nueve años más vivió, hasta su muerte en 1985. Su caso dejó más que las enseñanzas del debate en torno a la eutanasia, heredó al mundo el instrumento para esclarecer los dilemas  que surgen en torno a la asistencia: los comités de ética en los hospitales. A estos grupos, multidisciplinarios que protegen los derechos de los pacientes y ayudan a resolver los dilemas de la asistencia médica, y que denominamos comités bióticos clínicos asistenciales, se suman los comités bioéticos de investigación, que protegen a los individuos sometidos a estudios experimentales.

Así se cubre todo el espectro del hombre frente a la ciencia: como objeto de cuidado y como sujeto de investigación; como ser biológico, pero también como ente espiritual y afectivo. El hombre como ser único e irremplazable, como ser digno, fin en sí mismo y no medio para otros fines.  Así es entendible que la bioética se ocupe de cuestiones como el mantenimiento artificial de la vida, la terapia y experimentación genética, la eugenesia, la reproducción asistida, la clonación, la obtención y uso de células madre, la atención del moribundo, los problemas médicos al final y al principio de la vida: aborto provocado, eutanasia, encarnizamiento terapéutico entre otros; la donación y el trasplante de órganos, los límites en la experimentación con seres humanos, y el uso de recursos asistenciales limitados.

La bioética, con corto pasado, tiene en cambio enorme porvenir. Hoy el vocablo, aún desconocido para algunos, nos sorprende menos que hace 40 años. Discurre por los círculos académicos, se enseña en los claustros universitarios, se reclama en los ensayos clínicos, se propaga como un contagio saludable. Del primer centro universitario de bioética, el Instituto Kennedy, fundado  por André Hellegers en la Universidad de Georgetown en 1971, hasta nuestros días, se pierde la cuenta de las instituciones que con propósitos similares y afines han surgido en todo el mundo.Colombia no ha sido la excepción, dan fe de su interés por la bioética instituciones como el Centro Nacional de Bioética (Cenalbe), la Asociación Nacional de Bioética (Analbe), el Instituto Colombiano de Estudios Bioéticos de la  Academia Nacional de Medicina (ICEB), el  Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana, el Instituto de Bioética de la Universidad El Bosque, la Red de Bioética de la Universidad Nacional de Colombia, el Instituto de Bioética de la Universidad Pontificia Bolivariana, y muchos comités hospitalarios y universitarios. Entre ellos, el Comité Bioético Clínico de la Red Distrital de Bogotá, que agrupa a los 22 hospitales de la Secretaría de Salud y que hoy nos congrega en su primer lustro de existencia.

Bienvenidos, pues, queridos asistentes a esta mañana que revive las inquietudes que asaltaron a los pioneros de la bioética, fascinados seguramente con los deslumbrantes progresos de la ciencia, pero intranquilos con las consecuencias de una aplicación improcedente. Que siempre recordemos que no todo lo tecnológicamente posible es aceptable.

¡Que trabajen entonces ciencia y bioética mancomunadamente!  

Luis María Murillo Sarmiento M.D.
Presidente Comité Bioético Clínico Red Distrital de Bogotá 

* Palabras pronunciadas en la inauguración del II Encuentro de Bioética del Comité Bioético Clínico de la Red Distrital de Bogotá, “Aplicabilidad de las nuevas tecnologías, un reto bioético”, Planetario Distrital de Bogotá, abril 27 del 2010.  

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