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Capturar al Jabalí de Erimanto

Recuerden mis amigos lectores que un jabalí es como un marrano salvaje  muy grande que tiene unos enormes colmillos  y puede matar a una persona con ellos; no hay noticias de que alguno sea mascota de un niño y menos que en un circo los hayan amaestrado, entonces, el bicho se las trae. Dice la mitología griega que este del relato, además, era antropófago, o sea comía carne humana, haga las aclaraciones porque una amiga confundía antropófago con antropólogo y decía que uno de sus hijos era lo primero, para asombro de sus amistades.

Pues el jabalí de Erimanto causaba desastres en la región de este nombre y este era el que debía cazarlo con zeta, digo porque casarlo con ese sería unirlo en matrimonio con una jabalina y ahora que recuerdo así se llama una especie de garrocha o lanza que usan en una competencia de los juegos olímpicos (otra vez me salí del tema); no debía matarlo sino atraparlo y llevarlo donde el rey.

Por el camino nuestro amigo de aventuras se encontró con su amigo el centauro FOLO quien lo invitó a unos tragos para recordar viejos tiempos y como esa bebida era exclusiva de los centauros enfurecidos atacaron a Hércules quien se defendió a patadas y puños pero al notar que seguían jodiendo a punta de flecha mató un montón (recuerden que las flechas estaban envenenadas con la sangre de la Hidra). FOLO, se asombro de que una varita tan pequeña matara y tomo una para observarla pero se le cayó con tan mala fortuna que le hirió una pata (en un libro dice pié pero se olvidaron que los centauros de la cintura para abajo eran caballos) y a causa de la herida estiró la pata. Hércules lo enterró al pie de una montaña que recibió su nombre. Me da la impresión de que todas las borracheras de nuestro muchacho terminaban en desgracia y aun no existían los AA para su recuperación (Alcohólicos Anónimos)

Siguiendo el rastro encontró al animal arrancando árboles de raíz con sus colmillos y al ver al hombre huyó, tal vez lo confundió con un león por el casco así que, por varios días, Herculitos lo persiguió hasta cansarlo, saltó sobre su lomo y lo amarró con cadenas. Igual que con la cierva se lo echó al hombro y lo llevo al rey para que le diera su siguiente tarea.

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