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Poemas

La comunidad de los escritores hispanoamericanos.
  1.  

    Querido hijo,

    Hace un año

    Marchaste para siempre

    A ese mundo incógnito

    De donde no se regresa.

    Tu cuerpo físico ya no está con nosotros,

    Tu espíritu nos acompaña

    Cada día con los recuerdos

    De tu hermosa sonrisa,

    Tus ojitos sonrientes “apachurraos”

    Y tu agradable presencia.

    Cada día estás con nosotros

    En cada rincón

    En cada palabra

    En cada recuerdo tierno.

    No te fuiste para siempre hijo amado,

    Aquí estás en nuestras vidas

    Para siempre.

     

    Edgar Tarazona Angel

     

     

  2. En las noches de whisky, luces y humo, dónde las sombras bailan en la oscuridad que cambia, se alza mi alma herrante de poeta maldito, embriagado por el amor y la pasión.

    Mujeres ardientes de mirada salvaje, con labios que saben a pecado y redención, amantes de la locura y la lujuria, en el teatro de la vida, protagonistas sin perdón.

    Una luz de neón, que desata los deseos en un eterno Vaivén, cuerpos y suspiros, ellas son la savia que alimenta mi alma sedienta y el resto de mi ser, en este mundo cruel y doloroso, y aún así, a veces jocoso.

     Amo a las mujeres, en todas sus formas y matices, con su fragilidad y esa fortaleza infinita, en esos brazos laboriosos e incansables, la promesa de unas "horas" o una vida bendita.

  3.  

    UNA COMETA DEPENDIENDO DEL SUELO
     

    Entre soles y paisajes negros,
    Entre la promesa de un te quiero,

    Entre palabras de un hasta luego,

    Pinto recuerdos con tanto duelo

    Y una cometa dependiendo del suelo.

    Un minuto antes de mi cumpleaños
    Desempolvo mi llanto congelado,

    Tanto lloré cuando había amado,

    Cuando creí que me habían esperado…

    Pero hoy muero y estoy cansado

    De recordar triste un abrazo.

    Una cometa dependiendo del suelo
    Se siente tan libre volar por el cielo

    Pero aquí la atan mis pensamientos

    Mi alma es así con un soplo de viento.

    El paisaje negro rompe sentimientos
    Que hicieron de mi corazón un prisionero

    Por soñar entre segundos y silencios,

    Hoy se acabó todo y mi corazón por dentro

    Se muere contando mis lamentos.

    ¿Cuántas veces tengo que soportar aguaceros?
    ¿Cuántas veces tengo que decirle al miedo

    Que me acompañe hasta mi funesto entierro?

    Soñé tanto pero no sucedió un regreso,

    Amé tanto pero ni los latidos eran sinceros.

    Una cometa dependiendo del suelo
    Es libre y prisionera junto a los vientos

    Que marchitaron mi vida, con desprecio;

    Fui feliz pero hasta los mismos recuerdos

    Me gritan que aquel amor fue deshonesto.

    No tarda en venir la lluvia en silencio,
    Las nubes alargadas rezan el mismo cuento

    Cuando perdí todo y quedaron sufrimientos,

    Cuando quedé vacío y lloré sobre el tiempo.

    En honor a mis años venideros
    Guardo regalos que nunca existieron

    Y despedidas añejas de todos los puertos

    Donde congelé cada uno de mis sueños.

     

  4. En un momento de mi vida, soñé que florecía.

    Soñé que el Cielo alcanzaba y todo embellecía.

    Soñé que el bien estaba al fin en la palma de mi mano.

    Y que cualquiera alrededor, era mi hermano.

     

    Soñé que ahora el amor no era impedimento.

    Ya no existía el terror, se lo llevó el viento.

    Soñé que al fin las discusiones habían terminado.

    Y que hermosas emociones llenaban su legado.

     

    Soñé que al fin el mundo entero, lograba el equilibrio.

    Que ya no había más maldad, tampoco homicidio.

    Soñé que el hombre y la mujer eran semejantes.

    Y la guerra de los sexos, preludio de amantes.

     

    Soñé que ahora la moneda no era necesaria.

    Había todo en abundancia, de forma planetaria.

    Soñé que ahora ya no había división entre los mundos.

    Todos los países son primeros, no existen los segundos.

     

    Soñé que ahora el color no resaltaba tanto.

    No importaba tu origen, tan sólo tu encanto.

    Soñé que al fin había paz: en todos y en mi alma.

    Soñé que no quería más: ya me encontraba en calma.

     

    Soñé con una utopía. No tiene otro nombre.

    Soñé que al fin llegaba Dios, y sin hecatombes.

    Ya no había sacrificios ni luchas por creencias.

    Pues Dios completo estaba ahí, en su evidencia.

     

    Ya no había necesidad de demostrar teoremas.

    Todos sabían la verdad, sin importar fronteras.

    Soñé con todo el bienestar, con el que siempre sueño.

    Pero en el sueño lo palpaba; lo sentía bello.

     

    Soñé… Soñé… ¡Soñé yo tantas cosas!

    Y al despertar, la frustración, fue mi primer enojo.

    Pues, la grandiosa realidad, golpeaba de repente.

    Y la maldita ansiedad llenaba otra vez mi mente.

     

    ¡Oh, Dios! ¡Oh, Creador! Como yo quisiera,

    Que el sueño fuese realidad, que en el Cielo estuviera.

    Que toda esa utopía, fuese el día a día.

    Y que aquella bondad llenase toda mi vida.

     

    Y presto corro a la calle, a enfrentar el día,

    Soñando que, al llegar la noche, sueñe la utopía.

    Y que de nuevo esa paz llene toda mi alma.

    Y que ahí pueda sanar y traer conmigo calma.

     

    Jueves, 10 de junio de 2021

     

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  5. Y ahí está ella, siempre a mí lado, acostada, mirándome, oliendo.

    No sé si me ama o me necesita, en definitiva, es una bola de pelos que hace la vida más llevadera.

    ¿Será que mientras sueña piensa en mí?

    ¿O en la cena de la noche?

    Nunca la lluvia fue tan anhelada como en este momento.

    No sé si seas la mejor amiga del hombre; ¡lo que si sé!, es que eres la mejor compañía.

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