Serena y cautivante caía la nieve sobre la ciudad de Toronto, cuando los dos ancianos conversaban tranquilamente como tantas veces lo habían hecho en aquel bar. Los temas solían ser de lo más variado, desde alguna noticia local, hasta el clima, pasando por deportes, historia, arte o, por supuesto, política.
- Escucha este titular- dijo uno de ellos, señalando el periódico que tenían sobre la mesa. - “COLOMBIA, TRES MUERTOS Y VARIOS HERIDOS COMO RESULTADO DE OTRO ATENTADO DE LAS F.A.R.C.” Violencia y mas violencia, así anda mi país, cuando no es la guerrilla son los narcos y cuando no son los secuestros son los atracos, pero siempre violencia.
- No te amargues- replicó su acompañante. - Cómo puedes dejarte influenciar de estas noticias sensacionalistas, que jamás podrán quitar mérito a las cosas positivas que tenemos. Te propongo algo, levantemos esta taza de café de nuestra tierra y brindemos, brindemos por las cosas buenas, las que importan de verdad. Brindemos por las rosas de Cundinamarca, por las esmeraldas de Boyaca, por los pájaros del Chocó, por los guantes de Pambelé, por los botines del Pibe, por el pedal de Montoya, por la guitarra de Juanes, por los pies descalzos de Shakira, por los gorditos de Botero, por el microscopio del Dr. Patarroyo, por la pluma de García Márquez, por la corona de Luz Marina Zuluaga, por la valentía de Omaira en Armero, por los acordeones de Valledupar, por la cumbia y el mapalé, por el Monserrate, por el Transmilenio, por el paseo Bolívar, por las cruces de Cali, por los silleteros de Medellín, por el ron de Caldas, por los carboneros de la Guajira, por el vendedor de raspaos, por el carnaval de Barranquilla, porque nunca deje de flamear nuestra hermosa bandera en la popa del “Gloria”, por el sancocho con yuca, por los tamales de Santander y el agua-panela, por la bandeja paisa, por los chistes pastusos, por las curvas de la Toti Vergara, por Cartagena amurallada, por las playas de San Andrés, por la fuga de Pinchao, por….
- Alto, ya no sigas, que esta lagrima caerá en mi café. Ojala que allá en la selvas, se cambien algún día los fusiles por palas, las órdenes por trovas y la sangre por mas café.
- Que así sea, y salud.
