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COITO EN ENVIGADO

Después de cuatro meses de terminada nuestra relación y cuando ya daba todo por perdido me pidió que habláramos nuevamente. Sin embargo todo se derrumbo porque a ella le detectaron leucemia y tuvo que partir hacia envigado para el tratamiento.

Presté dinero y me desplace para visitarla mientras pensaba en como su enfermedad había impedido que nos viéramos.  La incertidumbre invadió mi mente. Estando en la clínica me dirigí hacia su habitación y mi “suegrita” nos dejo para que pudiéramos conversar. Debo mencionar que me impactó verla después de las quimioterapias.

Al día siguiente su mamá me pidió el favor de que la cuidara, y ya en medio del silencio de la fría noche dimos inicio al encuentro carnal; la ternura de sus ojos  me invitaron lentamente hacia ella y así pude sentir otra vez  su dulce aroma, besé sus gruesos labios mientras me trepaba en la camilla, la bata nos empezó a estorbar entonces procedimos a retirarla para poder acceder a su vagina. Acaricie su cuerpo con mi boca deslizándola por su cuello y mejillas hasta llegar a sus senos notando  que me extrañaban pues el rosado intenso de sus pezones lo ratificaba. Sus labios me llamaban a gritos, seguí descendiendo,  postre mi  cabeza en medio de sus piernas logrando su satisfacción, ella se sonreía y con sus manos frotaba mi cabeza pidiendo cada vez más. Su nivel de lubricación era alto y la penetración fue fácil, de esta manera pude  comportarme como una autentica máquina de coCer tatatatatatatatata tatatatatatatatata era el sonido que emanaba al destrozar su cadera con su pose preferida “la carretilla”.

-!Dame Jairito que ya me quiero venir, dame haber, dame,   ay Dios mío me vine!.

El epilogo de esa noche su climax.

 

Los médicos la dieron de alta a los tres meses y los científicos se sentían extrañados pues normalmente un paciente mínimo dura un año en quimioterapias, lo que no sabían era que a la par de su tratamiento se encontraban mis muestras de amor que tal vez fueron el complemento excelente de este proceso. Pensé y me sentí como en una novela mexicana o venezolana o mejor aun en una colombiana que permitió la reconciliación con la dueña de mi corazón. 

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