Estudiamos geometría cuando dijo que quería suicidarse. Hice mi planteo: a) Lo bueno de la vida; b) La espera de oportunidades; c) Pensar en los demás; d) La espera del momento de gloria; e) La paz de la vejez; f) La lucha por un ideal.
Fui práctico y elocuente.
Él desarrolló sus argumentos: a) Soledad;. b) Desprecio; c) Falsa vanidad; d) Trascendencia; e) Falta de trabajo; f) Carencia de estima; g) Ausencia de amor; h) La hipocresía.
Perdí.
Sus argumentos fueron contundentes. Yo sentía lo mismo. Decidimos suicidarnos juntos. Discutimos. La forma no estaba clara. Nuestras incógnitas eran: a) No teníamos veneno; b) Ni revólver; c) Ni hoja de afeitar. En la dura polémica la puerta, la puerta de calle quedó abierta y nos dimos cuenta cuando el tipo nos apuntó. Nos dio dos opciones: a) Que le diéramos el dinero; b) Que nos mataría.
Elegimos b). De paso solucionábamos nuestro problema. El muy falso salió corriendo según el punto h) que no estaba en juego y es lo que queríamos demostrar.
CACU