Identificarse Registrar

Identificarse

Los hay de todos los tamaños y razas. No hay animal doméstico con una morfología más variada. La gente los cuida, los mima, los transforma en parte de sus vidas. Cómprate un perro, me dijeron, cambiará tu vida, estarás menos solo y jodido. Fui a ver a mi amigo Raúl para pedirle consejo. Sentado en el sofá, bebía una lata de cerveza, espachurraba el envase contra su chepa y arrojaba el desperdicio al suelo, tras un sonoro eructo.

Me invitó a una birra. ¿Ventajas de tener un perro? Ladra, caga, mea… te lame los pies. Bebió otra cerveza y espachurró el envase. Caga, mea, ladra… te lame los pies. Repitió, sin conseguir añadirle nuevas cualidades al invento. Bebió otra cerveza. Al fin reconoció que no podía serme de mucha ayuda. Los perros dependen demasiado de sus dueños, prefiero una relación de igual a igual, y eso sólo puedes conseguirlo con un gato. La gente busca la compañía de los perros debido a su espíritu jerárquico. Con tu perro puedes llegar a ser el “macho alfa”, cosa que quizá nunca llegues a ser en tu puesto de trabajo o grupo de amigos. La fiebre por los perros demuestra una incapacidad general para establecer relaciones interpersonales con una calidad mínima, pues el modelo jerárquico que repites con tu chucho es el gran basural de la humanidad. El perro se adapta a la tiranía particular de cada dueño, mantienes con él una jerarquía estable; cosa que no podríamos aplicar en el entorno social de la manada humana, donde tenemos que ladrar y morder de continuo para redituarnos dentro del grupo. En conclusión, la mayoría de humanos son unos perros. Debido a ello, perros y humanos se buscan unos a otros.

Tras el encuentro con Raúl, todavía estuve unos días con la duda de adquirir un perro. Me detuve ante el escaparate de una tienda de mascotas. Varios cachorros se agrupaban en jaulas individuales o de a dos, movían sus rabitos, ladraban a sus posibles compradores, cagaban y meaban sobre las virutas esparcidas en el lecho de su prisión. Juguetes de factura biológica, muñecos con engranajes hechos de vísceras. No entré, ¿qué necesidad tenía de suplir mi incapacidad social?, ¿de llenar el agujero de mis carencias afectivas provocado por la incomunicación con mis semejantes, con el uso de un sucedáneo de persona? Opté por seguir siendo un misántropo sin complejos.  

Por favor comparta este artículo:
Pin It

 

email

¿Quiere compartir sus eventos, noticias, lanzamientos, concursos?

¿Quiere publicitar sus escritos?

¿Tiene sugerencias?

¡Escríbanos!

O envíe su mensaje por Facebook.

Están en línea

Hay 332 invitados y ningún miembro en línea

Concursos

Sin eventos

Eventos

Sin eventos
Volver