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Existen personas que afirman haberla visto alguna vez. No creo lo que dicen. De haberla visto realmente, no podrían contarlo.

Me refiero a ella en femenino del singular, a pesar que, como los ángeles (vaya paradoja) no tiene sexo definido. Además el modo singular le da un elevado rango, el que se merece por cierto.

Ignoro si por las mañanas se levanta con lagañas pegadas a sus ojos, con mal aliento, con buen humor. Si se lava los dientes y disfruta de una ducha tibia. Si su desayuno es frugal, si hace ejercicios para mantenerse en forma.

Tampoco se cuando comienza su jornada de trabajo, imagino que es a destajo puro y que es explotada las veinticuatro horas del día. Al fin y al cabo no es mas que una empleada de vaya a saber que multinacional cósmica.

Especulo con que es metódica, precisa y meticulosa. Hace su trabajo a conciencia buscando la perfección y la excelencia.

Los científicos les siguen sus pasos,  creen que ella deja cabos sin atar, señales a las cuales seguir, huellas que hay que investigar. Por mi parte creo que se burla de ellos desde tiempos inmemoriales. Para hacer su trabajo mas entretenido, de vez en cuando les da alguna pista, como a un perro se le tira un hueso. Pero imagino que es solo para medir su ignorada ignorancia, que cuando creen tener la respuesta se les cambia la pregunta y las preguntas son cada vez mas complejas.

Muchos individuos la confunden con otros personajes. Exclaman " ayer casi la ví ". Otros dicen asombrados : " me salve de milagro “ o ,” por poco me la encuentro "

En realidad, lo que creyeron ver no es Ella. Ella es implacable. Cuando llega hace su trabajo con precisión y se va.

Por cierto que le admito una cualidad que considero admirable y que merece mi mas íntimo respeto Ella es justa. Justa en el sentido que no hace diferencia de raza, edad, sexo, etc. Todos son iguales a su gusto. Por otra parte se entretiene regalando nuevos rompecabezas a la minusválida teología.

Admiro su capacidad de estar en tantos lados a la vez. El poder de su simultaneidad.

Alguna que otra noche de insomnio,  sentí que dormía a mi lado, pero como dije, no era Ella. No podría serlo. Cierta vez creí haber entablado una conversación interesante manteniendo un dialogo esclarecedor. Luego, me encontré hablando conmigo mismo. Desde ese momento no pude dejar de pensar que ha vivido conmigo desde el día en que nací.

Las indagaciones que intenté sobre el tema me remitieron a textos que no conducían a nada. Todo terminaba en conceptos absurdos. Solo me agradaron algunas miradas excéntricas que recogí de varios pensadores. Especialmente me entusiasmaron aquellos que intentan desmitificarla., que le quitaban todo el misterio que supone tener. No tiene buena prensa, tal vez por no ser fotogénica, pues es cierto que no le queda nada bien esa capucha blanca que cae sobre su cuerpo, asomando solo una blanca calavera.

En una vida tan angustiante y un mundo plagado de mentiras, ella es un bálsamo, pues es irremediablemente cierta. Toda Ella es plena certeza.

Quiero finalizar expresando un sentimiento que me aleje de lo irremediable y por el contrario, transmitir la pena que siento por Ella. 

 “Cuando roce mi mano y bese mi frente, y el cielo se abra al revés, como un abismo gigante, me dejaré llevar, despacio muy despacio hasta el ínfimo instante, hasta el ignorado espacio, desde donde me largaré a volar . Ella, solo tendrá que empujarme apenas, para convertirme en nada. Sus ojos serán mis ojos y cuando exclame yo mi último grito, nadie escuchara el eco de mi voz. Nadie verá mi brazo en alto, enérgico, con el orgullo del que se sabe cierto, afirmando que aun frente al abismo, he vencido otra vez.

Ese día, estoy seguro, Ella sentirá pena de si misma y una tibia lágrima rodará por su mejilla.

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