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Me miré al espejo como todas las mañanas y vi aquella mancha rojiza en el lugar donde se unen mi hombro y mi pecho.
Ya va desapareciendo ese moretón de bordes color lila y finas hebras escarlata, tiene un diseño extraño, caprichoso, tan único como un copo de nieve.
Seguramente para mañana o para pasado mañana ya no estará.
Me viene a la memoria la noche anterior a cuando el moretón ese apareció.
Sonó el teléfono a eso de las nueve de la noche, era sábado y yo estaba en casa. Sabía que era uno de mis amigos que me llamaba por ene-ésima vez para ir a cantar y tomarnos unos tragos. Yo no tenía ganas de salir, me había alquilado unos videos para estar tranquilo toda la noche viendo películas.
El timbre sonó y sonó..., al final decidí poner las cosas en claro y decirles que no insistan y que definitivamente no iría.
Contesté, y al principio solo escuché silencio, luego solo una escueta pregunta:
-¿Vas a salir?-
Reconocí la voz de ella y me sorprendió su llamada, pero ante tan seca y directa pregunta mi respuesta fue igual de seca y directa:
-No... no tengo ganas, estaré aquí viendo películas. ¿Y t...?-
Iba a preguntarle que iba a hacer pero colgó.
Me extrañó aun mas aquella actitud, pero no le presté atención (ese momento).
Pasaron los minutos y comencé a imaginarme que estaba viniendo, ¿sino porqué habría de llamarme?.
Pasaron los minutos y calculé que a mas tardar en media hora estaría llegando, esté donde esté, la ciudad no es tan grande como para tardar mas de media hora, además que yo vivo en la zona central y allí se llega siempre desde cualquier punto.
En fin, que pasaron y pasaron los minutos, me levanté de la cama y decidí ordenar un poco la casa para que por lo menos estuviera presentable para cuando ella llegase, no quería que piense que era flojo..., y además porque flojo no soy, menos con las cosas de mi casa, se que exagero a veces, pero bueno, esa es otra historia.
Ya casi a la media hora de aquella llamada estaba todo listo, hasta compré un vino blanco para tomar mientras charlábamos.
La casa estaba totalmente arreglada, había flores sobre la mesa (nada espectacular, solo un toque de distinción al lugar), la mesa puesta y ... el vino enfriándose en la heladera.
Luego de tanto trajín me di cuenta que me estaba haciendo ilusiones de la nada, porque al final de cuentas nada me había dicho, solo preguntó y colgó. De todas formas, ¿para que preguntaría si no iba a venir?.
El teléfono sonó otra vez y lo contesté presuroso. Eran mis amigos, otra vez discutiendo con ellos para decirles que no iría, que estaba cansado y que no tenía ganas, que los vería la semana que viene y que ya no llamen mas.
Terminaron algo molestos, me dijeron algunas lindezas de esas que se te salen contra tus amigos porque sabes que nunca las tomaran en serio... pero que quisieras que los lastimen lo suficiente para que se arrepientan y cambien de opinión.
Yo no pensaba cambiar de opinión, además se me había metido la idea que ella estaba por llegar, ya no tardaría mucho, y otra vez sonó el teléfono.
-¿Hola?- contesté algo fastidiado.
-¿Vas a estar en tu casa?- Otra vez la voz de ella y con otra pregunta cortante.
-Ya te dije que si...,pe...- Volvió a cortarme.
Colgué y me quedé pensando... en lo loca que parecía estar, definitivamente estaba loca...
Casi a las diez de la noche y después de haber caminado como león enjaulado por la casa, terminé encendiendo la videocasetera y comencé a ver una de las películas que había alquilado.
El teléfono sonó de nuevo.
-¿Hola?- Contesté.
-¿Tu timbre es el primero de arriba verdad?- Era ella otra vez.
-Si... pe...-
Colgado de nuevo..., y definitivamente me aburrió la situación.
Sin embargo me quedé esperando que sonara el timbre todo el tiempo. Que fueron mas de dos horas.
Volvió a sonar el teléfono y desperté, me había quedado profundamente dormido.
-¿Por que no saliste?- Era ella nuevamente.
-¿Que?- pregunté casi inconsciente aún.
-Que porqué no saliste- Ahora la entendí claramente, pero ni loco que estuviera para decirle que la estaba esperando.
-No tenía ganas. ¿Y tu?, ¿porque tantas llamadas?-
-Estaba esperando que vengas a la fiesta-
-¿Que?- aquello me despertó completamente.
-Tus amigos te llamaron un montón de veces y yo dejé de insistirles que lo hicieran porque comenzaron a molestar-
-¿Estabas allí?-
-Si-
-¿Pero porqué no me lo dijiste?-
-No quería que se enteren que era a ti a quien llamaba-
-¿Pero porqué?-
-Cosas de mujeres..., las chicas no me hubieran dejado en paz-
-Vaya cosa... y yo pensando que eras tu la que vendría-
-¿Como?-
-Como me preguntaste si iba ha estar en casa, pues imaginé que estabas viniendo-
-¿Ir yo?-
-¿Porque no?. Si me llamaste esperaba a que vinieras-
-mmm...-
-Que sucede..-
-Nada, solamente que me hubiera gustado que vinieras. Me gusta mucho como cantas.-
-Y a mi me gusta cantar para ti-
-Adiós-
-Oye....-
Y colgó.
Me dejó mas confundido que nunca...
Desperté por completo, vi la videocasetera y estaba al principio, la película había terminado y ya la cinta se había rebobinado automáticamente.
Miré la hora y eran casi las cinco de la mañana.


Tenía los ánimos demasiado encendidos por aquella espera así que decidí darme una ducha antes de dormir.
En eso estaba cuando se me cayó el jaboncillo de las manos, por quererlo levantar resbalé y caí dándome un tremendo golpe entre el pecho y el hombro con el grifo de la ducha. Eso hizo abrir totalmente la corriente del agua que salió con mas fuerza dando paso a un chorro fortísimo de agua helada que me llegó de lleno al cuerpo, aquello me hizo olvidar el golpe y apagó cualquier llama encendida que aun pudiera quedar dentro mío.
Apagué como pude la llave del agua temblando como hoja y berreando de frío, me puse una toalla encima y me sequé frente al espejo.
Allí vi el golpe, estaba poniéndose muy colorado y estaba intocable, vi que se hinchaba poco a poco y los bordes tomaban ese ribete lila del que hablé al principio.
Mientras me secaba pensaba en lo que había pasado, y no pude evitar sentir que me hacia mucha gracia todo aquello.
Vaya noche...
Esperando a quien me esperaba y aun no entiendo porqué no me dijo que estaba en la fiesta.
Vi el morete y lo sequé suavemente, muy suavemente, dolía.
Abrí la puerta del baño y me fui directamente a la habitación, al pasar vi de reojo la mesa del comedor y sonreí por los dos vasos, las velas, las flores y el vino que se enfriaba allí en el refrigerador.
Entré a mi cuarto y vi que tenía un mensaje en la contestadora.
La activé y de pronto escuché la voz de ella.
-Parece que al final saliste, te toqué el timbre como diez minutos, te llamé y no contestaste-
Me quedé estupefacto...
¿Había venido?, ¿mientras estaba en la ducha?.
Miré la ventana y ya comenzaba a amanecer, se fue la oscuridad, y ella se fue también, aun no puedo creer que haya venido.
En fin, ha comenzado a amanecer.
Está finita la noche.

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