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Las primeras impresiones*

Mayo 20 

Paolita:

Hoy ha vuelto a encontrarse mi mirada con el motivo de mis últimos desvelos. Confinado a la única mesa libre que encontré en la fonda, calmé contigo mi impaciencia, entretenido en tu ir y venir, en el ágil desplazamiento de tu cuerpo, de la mesa al mostrador, en cadencioso movimiento. 

¡Qué delicioso y  lúbrico ejercicio! Gracias a ti la aborrecida espera, se ha vuelto deseada. Fueron mis ojos de tu negra cabellera al bermellón de tus labios; de tu nariz de suaves líneas, a tu sonrisa tierna; de la delicada eminencia de tus senos a tu ceñido talle; de tus caderas insinuantes a tus torneados muslos. Y repetí mil veces, sin cansancio ni sonrojo, esa excursión tan placentera. Sé que tu mirada por timidez me esquiva, pero curiosa me persigue cuando no teme encontrarse con mis ojos.  ¡Despójate de tu pudor y tus temores! ¡No finjas ignorar  que me fascinas! ¡Palpita mi corazón de ansiedad por conocerte!

* Fue este el primer impulso epistolar que me inspiró Paola, no sin embargo el primero que sus manos conocieran. Varias cartas llegaron a ellas antes. Ésta sólo cuando al pudor lo venció la picardía. Suelen ser los gajes del decoro.

 

Esta nota sí me atrevo a enviarla

Junio 1

Paolita:

Me fascina sorprenderte cuando me estás mirando, porque ya tus ojos no huyen de los míos. Cautivadoramente parpadean invitando a que te atrape. Mas no sólo invita tu mirada, hay una sonrisa entre tímida y coqueta que advierte que te encanta el juego. Todo es subliminal, discreto, para los demás por completo imperceptible. No es mi imaginación, estoy seguro. Algo hay que me atrae, algo en esas miradas me emociona: el presentimiento de que únicamente a mí me las regalas.

He resuelto deslizar a tus manos esta nota, pidiendo que me des la opción de conocerte. Si mis apreciaciones se equivocan, al leerla muéstrame el ceño fruncido para que toda ilusión se desvanezca.

Ir a : Cartas a una amante (2)

Luis María Murillo Sarmiento

http://luismmurillo.blogspot.com/ (Página de críticas y comentarios)
http://luismariamurillosarmiento.blogspot.com/ (Página literaria)

Cartas a una amante"Cartas a una amante" es una novela epistolar escrita por Luis María Murillo hace poco más de una década y que vió la luz hace 6 años. A más de contar una breve y furtiva historia de amor, profundiza con sus reflexiones en las vicisitudes  de la vida de pareja. Fue prologada por un destacado médico colombiano, colega del autor, David Vásquez Awad. Éste es el prólogo:

“No es común encontrar en la profesión médica la sensibilidad propia del artista. El hecho, quizá, de estar en perma­nente contacto con la vida y la muerte, pero no en el senti­do sublime y hermoso que la poesía conlleva, sino en su presentación más animal y biológica, hace que entre los hijos de Asclepios y Galeno nazca, por razones inherentes a tan noble oficio, una visión técnica, racional y, si se quiere, fría, de lo que es el hombre y su ciclo vital. Sin embargo, cuando en algún médico brota la vena artística, y en parti­cular la poética, sucede lo que sucede con la flor del cac­tus: nace en medio de la aridez y las carencias pero es bella, con esa belleza natural y arrogante que brinda el contraste y la rareza.

El doctor Luis María Murillo se atreve a desnudar su alma por medio de las cartas a una amante. A medida que se leen estas epístolas cargadas de sentimientos y ternuras, de pasiones y mezclas de amores y desamores, se adentra el lector, sin proponérselo, en un océano de vivencias enmar­cadas por la sinceridad y la soberbia de un corazón que ama. También se experimenta la sensación de ser un espec­tador silente de un drama que es común a muchos seres humanos de este mundo moderno y urbano en que nos tocó vivir. Aunque el amor es eterno, sus manifestaciones cambian con el entorno, y es allí donde Luis María Murillo encuentra el escenario perfecto para llevarnos de la mano, con ingenuidad y sin prisa, a un paseo por el sendero del amor y sus esguinces.

Se leen las cartas a una amante con la perplejidad del niño, con la seriedad del adulto y con la sensación de inventario del anciano. Desfilan en las cartas los sentimientos del autor, matizados con la belleza secuencial de una relación marcada por la espontaneidad y los difíciles recodos del amor en proceso de creación. Es tajante el autor en su sen­timiento y es dubitativo en sus decisiones. Tal cual el amor: se sabe que existe, pero se ignora su destino. Como una borrasca en alta mar: se sienten sus coletazos pero se des­conocen sus consecuencias.

Así, sencillamente, Luis María Murillo nos lleva de la mano a mostrarnos sus sentimientos y nos deja solos para que tomemos con libertad, sin juicios ni veleidades inquisidoras, la posición que ante su amor profundo queramos, en razón de nuestras propias vivencias y nuestras ocultas vicisitudes”.

DAVID VÁSQUEZ AWAD. 

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