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Ir a El Mago (4ta entrega)

18.-

La tromba de viento corre rauda por la llanura, saeta oscura de frígida presencia que a gritos y estertores de furia incontenible se acerca a ese su objetivo que es la mágica y resplandeciente puerta.

La hechicera lo mira todo desde su balcón, encadenada de frio y de tristeza, revuelta en el dolor de sus ilusiones perdidas y a la vista de aquellas que contra toda esperanza  están prestas a morir defendiendo el último bastión ante el cruel ataque.

Maldad…, solo eso siente alrededor suyo, maldad y mentira, la vida solo se ha convertido para ella en esas sensaciones que la envuelven y que le hacen dudar si es en realidad la fría cadena la que contamina ahora su alma o solo es que recién ahora puede ver la realidad a la que se ha estado negando desde el principio de su existencia. Conoce la maldad, conoce la arrogancia, conoce la sensación de sentirse menospreciada por el sentimiento de piedad y amor que siempre la ha rodeado. Recuerda al mago y le parece ver aquellos ojos que la miraban con desprecio  ante aquellos ideales, él que cayó en la soberbia de saberse indestructible, de creerse indestructible y que no es mas que nada ahora, él que lo fue todo y que hoy no existe. Sabe que su reino fue considerado el mas insignificante de todos y que en su debilidad radicó su fortaleza, mas el dueño de la mentira la quiere para él, se ha deshecho de todo antes de llegar a ella, acabar por último con la mas débil.

Lo mira todo con la angustia en el cuerpo, se pregunta si aquellas ilusiones que aún resisten y que se saben prontas al final no serían mas fuertes si las vistiera de venganza y de ansiedad, siente que todas son débiles ante lo que se acerca, siente que debe darles fortaleza, que todo debería ser suyo, que las ilusiones deberían ser el camino para construir reinos poderosos donde ella imponga la voluntad del amor, siente que su camino se ha perdido, que su reino está por perderse, que la lucha de años ha sido insulsa, sus ilusiones son débiles porque el amor es débil, siente que la pasión y el deseo mueven el mundo, que el poder hace caminar a los hombres, que el amor solo retrasa la victoria.

La hechicera siente la furia de la venganza, el dolor de la pérdida, la desilusión de saberse débil, de saberse equivocada, de haber equivocado su vida.

La hechicera quiere vencer a cualquier costo, quiere derrotar a aquel que la tiene contra las cuerdas a punto de ser destruida, siente que las cadenas ya no la torturan, que la fortalecen, que puede utilizar contra su agresor aquella arma que ahora la aprisiona y la empequeñece, a élla, a la gran Hechicera, la nunca derrotada, la siempre amada.

No…!!! – grita – no voy a permitirlo… debo vencer, a cualquier costo… debo hacerlo..!!!

Y aquel grito desencajado se escucha en todo el castillo y las ilusiones se sienten inundadas de una nueva fuerza, absorben la luz que a la puerta fortalecía y de pronto se sienten invencibles, se sienten inmensas, indestructibles, dispuestas a todo, cada una, por si misma es una fortaleza, saborean la venganza, la búsqueda de victoria, el placer de la rotunda victoria pase lo que pase, ya no importa nada solo la victoria.

La luz ha desaparecido del castillo, ahora se ha hecho carne y deseo, salvaje deseo.

El dueño de la mentira ve la luz desaparecer y sonríe, deja al huracán huérfano por un instante sabe que el impulso lo conducirá directo al blanco elegido y se concentra en las cadenas que aprisionan a su hechicera, las fortalece, su fuerza se concentra y las llena de energía, de su energía. Sabe que está venciendo…

La Hechicera se siente fuerte de pronto, mucho mas fuerte que nunca, podría romper las cadenas ahora pero no lo hará, ha encontrado la manera de resistir ahora y de vencer luego, necesita de las cadenas ahora.

Ve la transformación de sus diezmadas huestes y parece no importarle la falta de luz, su corazón solo quiere venganza, solo siente venganza, para ella, la mas poderosa, la mas hermosa, la única.

De pronto ve su reflejo en uno de los cristales que enmarcan el balcón.

No es ella quien está allí, no se reconoce, tampoco están las cadenas, pero las siente, ya no fuera, sino dentro, formando parte de ella.

Y sabe que la están derrotando, que la han transformado en la belleza que mira pero no siente, que gobernará un mundo vacío donde la soledad será su única victoria, no es ella, no es su reino, ha sucumbido al deseo. No debe permitírselo…, no debe hacerlo…

Fuerzas de la luz!!!
vengan a mí en mi agonía
liberen mis pecados para poder continuar
que el mal lanzado sobre mi mundo
no encuentre en el futuro
la maldad que mi corazón no sabe controlar
Almas de la naturaleza
que vagan en submundos
vayan donde mi enemigo y háganlo razonar
¡Yo! La Gran Hechicera, cuya luz es verdadera,
os convoco en este instante
que mi enemigo cuya magia
se alimenta de las almas
se extinga en agonía y mi sueño deje en paz.
No venceré si no soy yo quien lo hace
no habrá lucha si no soy yo quien pelea
no habrá nada si la frialdad me vence
no dejaré que las cadenas me aten…

 

Diciendo estas palabras en un susurro que desgarra, vuelve la vista a la ventana y a su castillo devastado, sus ilusiones han dejado la puerta y gritan para que se abra, se creen que ganarán.

Las lágrimas caen por sus mejillas, las mira a todas las pocas que han quedado y tampoco las reconoce, su belleza se ha esfumado, son solo caras contraídas de odio las que la incitan, ninguna es ya lo que fue.

Mis ilusiones… - susurra – son mías, solo mías, y no vas a convertirlas en otra cosa…

Detente ya!!!
no sigas con tu crueldad...
¡Amo de la mentira!
aunque débil y desvalida
mi fuerza ves aquí exprimida
no me vas a derrotar!!!

Confundida por sus miedos, más temidos que el infierno, la acechaban las nostalgias de la cruda realidad...

Lanzó agotada hacia el cielo que en grises nubarrones expedían los colores del infierno en la maldad, la única plegaria que sus labios temblorosos podrían pronunciar

Espíritus de la vida
heme aquí casi rendida a la absurda oscuridad
a la furia de este mal
Les ruego con mi alma
adormecida y desangrada
por la vida de mis siervos
por favor... tened piedad!!!
espíritus ilusorios
vean la fuerza que me aniquila
no le dejen que a mi vida,
con sus garras sucias y frías,
mi corazón lleguen a tocar
Dadme la fuerza necesaria para
aguantar esta cruenta batalla
que acosa con desgracia
mi reino terminar

De rodillas en el piso, casi muerta por el frio, la Hechicera busca las fuerzas que siente perdidas.

Extenuada dejó caer su cuerpo en el duro suelo, parece cada segundo una caída abismal cuyo frio la tortura, que le pide a gritos que regrese a aquel estado que segundos antes la había fortalecido hasta el punto de saberse vencedora.

La tentación la aturde, la tentación la corroe, el dolor la atenaza, la tristeza la invade, las cadenas le hablan de aquellas fortalezas que sintiera y le prometen paraísos de victoria.

-NO!!! – grita apenas – No volverás a engañarme, moriré yo, no viviré siendo tú…

Pero el deseo es fuerte, el dolor insoportable, la tentación irresistible, añora la venganza, la quiere, quiere la victoria no quiere morir…

De repente siente casi imperceptiblemente siente cómo su cabello oscuro y largo es levantado por una brisa cálida de viento que entra por una rendija de su portal, abre sus grandes ojos verdes mientras miles de preguntas parecen estallarle de pronto en la cabeza.

¿Quién eres que me ayuda?
¿Qué pretendes alma desnuda
que a brindarme tu cálida brisa
vienes hasta mi altar?
¿Respondes a mis plegarias acaso?
¿o eres otro ardid infame
del que a destruirme viene?
¿quién eres?, ¿Qué eres?

Se incorpora lentamente, saca fuerzas de la nada, su mente le da la luz que necesita para volver a la batalla, la Gran Hechicera no sabe de dónde ha salido la fuerza, solo sabe que hay alguien o algo que en su triste agonía la auxilia con firmeza no dejándola caer.

19.-

Dos trozos que se juntan..., aire y viento, rastros de una figura que lucha por llegar antes que el huracan que avanza por el camino polvoriento hacia la llamada del oscuro tirano.

Atrapado en la nada ha visto cómo aquella lucha ha ido desarrollándose con tanta prisa y sin retrocesos. La maldad que lo ha destruido en un principio ahora quiere terminar de apoderarse de todo aquel mundo, aquel mundo que una vez fue suyo...

Aire y viento que se juntan, sus trozos de etérea vida que le dan un camino de vuelta hacia la tierra que ama, hacia el reino que ha abandonado y hacia la lucha que le toca enfrentar.

Ahora el Mago ha regresado y puede escapar de su innombrable prisión, del lugar donde existe solo como un recuerdo, donde solo se siente una fantasía, un sueño y donde él ha descubierto el sentimiento puro de la realidad intensa que el amor despierta.

Aun están en su memoria aquellas palabras:

"- No me dejes a solas en esta lucha, no te apartes de mi vida. Sin ti no soy nada. Necesito de ti como este aire fresco que aspiro y me acaricia el alma....

ERES LA FUERZA QUE ME OPRIME EL PECHO
Y LA ESPERANZA DE UNA NUEVA VIDA....
ERES COMO LA LLAMA QUE SE AVIVA
Y ERES REFUGIO DE MI AMOR DESECHO
ME HACE FALTA ASPIRAR DE TU ALIENTO
PARA EVOCARTE CON SUBLIME ENSUEÑO...
ERES MI PROTECTOR, ERES MI DUEÑO,
Y SOY PRODUCTO DE LO QUE TÚ HAS HECHO.
VUELVE A MIS BRAZOS QUE SERÉ TU LECHO,
LO QUE ANHELES EN TU VIDA YO SERÉ,
UN DÍA TE PERDÍ POR MI DESPECHO
PERO PROMETO QUE POR SIEMPRE TE AMARÉ..."

Su pensamiento vuela al instante en que las oyó entre el viento, cuando llegaron a su conocimiento ya no como sonido, sino como sentimiento, como realidad, como una verdad que abrió su conciencia al único motivo real que hizo del reino de la Gran Hechicera el único oasis de luz que quedaba cuando el dueño del poder era él, cuando su magia había sojuzgado a los demás y aquel que ahora iba a enfrentar no era más que uno de sus vasallos y su velado consejero. Se reveló ante él el dolor de conocer y reconocer que no solo su corazón y su alma pertenecían a aquella Hechicera dueña de la vida, sino, su eternidad completa. El Mago vio su interior y encontró la respuesta a aquella pregunta que todos formularon una vez: ¿Porqué no destruyes ese reino mi amo y señor?, ¿Porqué la hechicera aun osa enfrentaros?, ¿Porqué..?.

Y la respuesta siempre estuvo allí, disfrazada de orgullo y vanidad, disfrazada de desinterés y falsa omnipresencia, la verdad estaba en que la amaba, en que el amor que le tenía era tan puro que jamás buscó obligarla a nada, jamás buscó hacerle daño, jamás dejó que nadie le haga daño y recordó a aquel que una vez destrozó el corazón de la hechicera llenándolo de frío desamor, a quien destruyó en cuerpo y obligó a vagar por la oscuridad de su propia falsedad y cobardía, a aquel que envuelto en ese mismo fango regresó distinto e irreconocible, marcado por mil caras, por las mil caras de la mentira, a aquel que regresó y que en velada venganza logró también destruirlo, recordó a aquel a quien ahora el Mago debe enfrentar y que jamás reconoció...

Ahora cabalga en la fuerza del amor que lo hace más veloz que el tornado que ya casi llega a las puertas del castillo y más sutil que la tromba de corrupto aire que por un instante ha perdido la mágica guía llega primero ante el balcón de la Gran Hechicera.

Una fracción de segundo apenas es suficiente para hacerlo más veloz aun, y ante la indiferencia, obsesión y desesperada ansiedad del Dueño de la Mentira, el Mago ha entrado raudo hasta la habitación de la Gran Hechicera y la ha visto triste y abatida. Hermosa en su dolor y en su valentía, con los ojos angustiosos pero firmes y valientes, sin derecho a resignación y a derrota, tan imponente aun ahora, tan libre como el lejano día que él la viera y decidiera proteger aquel reino a costa de su poder... cosa que el destino parece haber tomado a la letra hoy.

El tiempo cambia para ellos, el conjuro que el Mago ha venido susurrando con sus labios de arenisco rastro, ha vuelto el tiempo un poco más lento, pero no durará mucho, él es solo aire y viento y su conjuro se diluye como él mismo.

Se acerca a la Gran Hechicera y piensa en ella con la fuerza de ese amor aceptado y reconocido, porque oculto nunca estuvo, solo puesto a un lado e ignorado, pero solo apenas ignorado.

"Oh mi amor...
esperanza de la luz
luz de las tinieblas
compañía solitaria
compañera elegida.
Heme aquí
he venido
he acudido a tu llamado
he acudido a mi verdad.
La única verdad que ha existido
desde el primer encuentro
desde la primera palabra
desde el primer roce,
desde la primera mirada.
Te amo
mi Gran Hechicera
con el amor puro
que me ha permitido volver
a enfrentarme al destino
y entregarme a ti por completo.
Quiero ser esa fuerza y esperanza
el refugio y el ensueño
tu protector y dueño
de tu vida la balanza.
Ahora mi amor será tu fuerza
y el tuyo la mía
que alrededor nuestro viva
en una sola
nuestras vidas..."

 

Y el Mago que es aire y viento se despoja de aquel rastro de arena que lo acompañaba para volverlo una brumosa figura y sentirse menos nada y mas algo. Pero ahora no lo necesita, ahora será el aura de la Gran Hechicera, su escudo y su fuerza y su valentía.

La cubre como una brisa y alrededor de la Gran Hechicera se ve el haz de luz que refulge desde su propio pecho. Las cadenas que a ella la oprimen se resquebrajan pero siguen firmes, dejan de cerrarse sobre sí mismas y un hálito oscuro las envuelve. Caparazón dentro de caparazón, el amor cubre el dolor y el dolor se camufla pero continúa allí, presto a atacar desde adentro de uno mismo.

La Hechicera no entiende aun cómo la fuerza le gana nuevamente el cuerpo y la desesperanza y la tristeza apaciguan su inmisericorde tormento.

No distingue aun el brillo que de su cuerpo emana y luego de incorporarse se dirige al balcón a ver a sus tropas acantonadas ante la puerta.

"Mis ilusiones...
nunca se rinden
son tan fuertes como yo
y de su fuerza
también me alimento y vivo.
¡Miradme ilusiones mías
que del amor fuisteis creadas
y el amor parece haber vuelto,
por eso de esta nueva fuerza
participar las dejo..."

Y ante la voz recuperada con la fuerza de la convicción de la vida que había elegido las ilusiones se miran a si mismas y aterradas ante aquella metamorfosis inconsciente vuelven los ojos a su reina que llena de luz les arranca el malsano deseo y les devuelve la paz de la fidelidad de sus pensamientos. Todas sienten al unísono la libertad que ha envuelto sus vidas y concentradas otra vez en su titánica tarea, sabiendo que aun siendo inútil defenderán lo que han creído, envuelven el castillo otra vez en la luz que sabían le habían robado.

Al ver aparecer de nuevo el brillo en cada uno de sus guardias, la Gran Hechicera se da cuenta que no han sido solo suyas aquellas palabras.

Y de pronto la realidad la envuelve cuando se da cuenta que no está sola, que alrededor de su vida sabe que el Mago a regresado a protegerla y acompañarla, a darle el amor y luchar en la batalla.

"Pero cómo...
de donde llegas
porqué no estabas antes..."

Y siente, más que oír, una voz que le dice:

"Después, mi dulce Hechicera,
ahora la batalla comienza
el conjuro ha terminado
y la tierra ya tiembla"

El tiempo vuelve a su cauce normal y el tornado y la tromba se juntan y se vuelven arma.

El Dueño de la Mentira ha sentido algo extraño en esa fracción de segundo, pero su ansiedad y su desesperación por la cercana victoria nublan sus sentidos...

Y con los ojos brillantes y rojos de loca y desenfrenada alegría siente atravesándose al tornado y la tromba y le entrega aun mas su poder, para que no quede nada ya de aquel lugar que quería suyo.

"Destruyan... destruyan" susurra ansioso y aquel gris cañón se lanza en forma compacta y brutal hacia la áurea puerta, que se ha tornado mas brillante, enceguecedor,  en el instante mismo de recibir el espectacular impacto.

La explosión del choque retumba en toda la llanura y un terremoto destroza campos y campiñas, el polvo cubre el cielo en gran extensión.

El Dueño de la Mentira ha atacado con todo su poder...    

20.-

La Hechicera, sostenida en el barandal de su balcón, ve peligrosamente rasgarse la tierra y que, del interior de ésta, emanan fluidos hediondos y putrefactos, tanto como la propia conciencia del Dueño de la Mentira.

El nauseabundo olor se alza en el aire, como queriendo acapararlo todo. Nubarrones oscuros cubren el firmamento, mientras se precipitan sobre la tierra cientos de rayos que no emanan del cielo....son fuerzas del mal que, cual Cupido maléfico, pretenden derrocar las fuerzas de la Hechicera y su torturado reino.

Con los ojos empañados en lágrimas la Hechicera alza en un gesto de plegaria ambos brazos hacia el cielo clamando:

¡Oh Mago de mi Vida,
amor de toda mi eternidad!
toma mis manos y únelas a tu sabiduría.
Toma de mi cuanto sea,
estoy dispuesta a todo por el amor.
Sé mi bastón y mi sostén....
yo seré el nido donde te cobijes...
Mi amor.....¡ CONFÍO EN TÍ !!!

La Hechicera rasgó las vestiduras que cubrían su pecho y expuso su corazón ardiente, lleno de amor, como ofrenda suprema y póstuma del amor que siempre sintió por el Gran Mago.

Sus palabras resonaron en la inmensidad, más fuertes que los truenos y los rayos.

El mago decide, acepta, siente, ama…

Y el amor lo cubre, el amor lo llena, el amor lo viste, lo encarna, lo trae de vuelta.

Los nubarrones oscuros acribillan el castillo con rayos rojos y llenan el aire de fría desesperanza,  lo envenenan todo, las ilusiones caen una a una aun luchando, acorazadas de luz hasta que la fuerza de del desengaño las consume y las mata.

El mago parece no encontrar salida, ha regresado, mas parece que todo está perdido, gira el rostro y enfrenta los verdes ojos de la hechicera, mira en ellos la confianza, siente de ellos el amor y de pronto sabe que ha triunfado…

Se acerca a ella y la abraza, siente de ella su abrazo y solo dice:

-          Somos Uno –

De ambos nace una nueva luz, mas blanca aun que antes, ella siente que no está sola, que no volverá a estar sola, que pase lo que pase, ahora enfrentará a la vida con un futuro.

Y el milagro se hace, las ilusiones de ella brillan, crecen, se hacen mas fuertes, se dividen y se vuelven dos, tres, diez, cien, mil y no están solas, nacen también otras que las acompañan, son las ilusiones de él, el Mago está comenzando a soñar y las suyas son ilusiones nuevas, fuertes, eternas.

Los rayos caen con mas fuerza, con mas ímpetu, con furia, mas ya no es con ilusiones solas con las que lucha, ahora son con varias a la vez, que se apoyan, que se protegen, que se sacrifican.

Los nubarrones oscuros y tenebrosos comienzan a abrirse como si una aguda espada hubiera hecho un tajo en el firmamento cubierto, son ahora las guerreras las que atacan con luz desde sus posiciones, blanco contra rojo, del suelo parten haces de luz que abaten a las nubes, que las desgarran, que las aniquilan.

Atareadas en la batalla y excitadas con la victoria han dejado la puerta sin guardia y esta estalla en mil pedazos ante el poder del Dueño de la mentira que ha llegado aprovechando el desconcierto.

Sus ojos fríos lo miran todo y ataca sin misericordia, mas solo dice, solo se acerca a cada grupo y habla y su palabra venenosa derrumba ilusiones a diestra y siniestra; miente, asevera sus palabras y convence y señala el balcón y al mago y a la hechicera y con argucias las ilusiones son convertidas, se vuelven en contra de sus hermanas y enloquecidas por el dolor se lanzan unas contra otras.

Él vencerá, la mentira siempre vence y reúne todo su poder y se lanza al mismísimo balcón de la hechicera confiado en su victoria.

Ambos lo esperan, lo han visto llegar y antes que pudieran hacer algo lo ven lanzarse hacia ellos y deciden enfrentarlo.

¿Caes otra vez en la misma trampa Hechicera?
Su amor es superfluo
Volverá a condenarte a la soledad
Como antes, como siempre.
Nada cambia, tu lo sabes
Yo soy yo y siempre seré como me ves
Mas él, que conoció el poder
Volverá a ser lo que conociste
Y esto por lo que peleas ahora
No será mas que otra medalla para su vanidad.

Y tu, Oh Mago,
Que me tuviste a tu lado y no me reconociste
¿Dejarás de ser aquel que vive para si?
Tus ojos jamás soportaron que otro estuviera a su lado
No lo soportarán ahora.
Si es que la sientes tuya, solo tuya la querrás
Y ella no es de nadie.
Ni siquiera tuya.

Ven a mi Hechicera
De mi tendrás lo que soy
De él solo lo que quieres encontrar
Y nunca encontrarás.
Vive para si
No lo hará para ti.

 

Sus palabras insidiosas juegan con la ternura de la voz que ha puesto en ellas, su rostro se ha vuelto magnánimo, cómo no creerle, es el rostro de la experiencia, del amigo, del consejero, del que todo lo sabe, del que todo lo conoce, del que entrega la sabiduría, del que conoce el pasado, el presente y el futuro. Cómo no creerle.

El Mago lo mira calmado y tranquilo, mas en sus ojos brilla la furia contenida y sus palabras reflejan su odio.

Tú, artero, falsario
Que no conoces mas que la pasión y el desenfreno
¿Vienes aquí sin medir tu derrota?
¿Crees acaso que soy el mismo que embaucaste y traicionaste?
¿Crees acaso que ahora me conoces?
No comprenderás nunca que el poder no lo es todo
Que el poder no es nada
No sabes que el poder solo es querer reemplazar la soledad
A la que no volveré nunca
¿Quieres sembrar en mi la desconfianza?
Pobre iluso
Solo el amor es el poder supremo
Y ese poder lo he conseguido hoy
No para mi
Sino para todos
Incluso tú
Mas eso no lo comprenderás jamás!!!

El Dueño de la Mentira se desfigura y siente que lo envuelve el aura poderosa de ambos que lo atacan al unísono y se siente repelido, lanzado fuera de aquel lugar que lo ciega y lo quema, cayendo de bruces en el ancho patio donde el sol ha ganado a las nubes y a la tormenta, donde las ilusiones se han ganado a si mismas y lo miran piadosas de tristeza.

La Hechicera, contempla atónita y feliz lo que el poder del amor podía lograr...

Ella siempre lo había sabido dentro de su corazón, pero llegó a dudar entre tanto abatimiento, tanta rutina y tanta soledad... Ya no estaba sola y nunca más lo estaría.

Ante tanto amor y tanto fracaso, la ira del Dueño de la Mentira se hizo impotencia y autodestrucción.... intentó erguirse una vez más en actitud desafiante. Su figura comenzó a levantarse del polvo... una figura gris, sin matices, sin rostro, ya sin arrogancia... Las raíces de la tierra emergieron y comenzaron a cubrir el huesudo cuerpo aniquilado del Dueño de la Mentira... hábilmente rodearon cada milímetro de esta estampa desfigurada que se quebraba y se deshacía impune y desolada...

La Hechicera convocó en conjuro a magos y hechiceros del infinito para obtener las fuerzas y erradicar por siempre, de este mundo, al Dueño de la Mentira.

Y señalando a los andrajos amordazados del estafador mentiroso, replicó sentenciosa:

Regresa al fango a donde perteneces
condenado a anidar en la ponzoña...
cada uno obtiene lo que merece:
¡Tú por siempre vivirás de la carroña!

La tierra, como una boca voraz, se abrió en un estruendo hundiendo en sus entrañas las mortajas del Dueño de la Mentira que quedaría sepultado en las profundidades del abismo del infierno.

Mientras la tierra se sellaba iban brotando nuevos árboles y flores que cambiaban el paisaje y lo llenaban de un aroma limpio y embriagador.

Por primera vez, en tantos y tantos siglos de martirio, la Hechicera, esbozaba una sonrisa de satisfacción y tranquilidad.

A la vez sintió un gran cansancio en su desgastado cuerpo que la obligó a doblar las rodillas en un acto de entrega total...

Mas sus rodillas no alcanzaron a tocar el suelo fresco...dos brazos fuertes le sostuvieron el talle y la atrajeron a un abrazo sutilmente delicado.

Esa sensación de protección y amparo jamás su cuerpo la había sentido... era el mismo amor, el único amor, su Gran Amor, su Gran Mago que rodeaba su cuerpo mientras caían los eslabones de las cadenas opresoras en forma de pétalos de rosas a sus pies.

Los ojos de la Hechicera se miraron en la profundidad de los ojos del Mago y se acariciaron el alma en esa infinita mirada...

Aliento contra aliento...cuerpo contra cuerpo...

Los labios que impacientes y temerosos se aproximan en la entrega del beso como sello y corolario del eterno amor que se profesaban... Y en un mismo suspiro enamorado se juntan las bocas en un pacto de amor, ejemplo de vida, mientras los cuerpos se van fundiendo en una sola figura indescifrable.

Es EL AMOR quien ha triunfado...Mago y Hechicera comienzan a transitar el camino de la felicidad. Saben que no es sencillo, saben que existirán futuros obstáculos, pero estarán JUNTOS para afrontarlos y eso es lo más importante.

Mientras el sol cae haciendo un contraste perfecto a ese paisaje de amor, sólo puede escucharse en chasquido de los besos entre suspiros, lágrimas y caricias. Toda herida ha sanado....la lucha no fue en vano.

Las ilusiones la defendieron, las ilusiones han vencido junto con ella, junto con él, las ilusiones se han multiplicado y construyen nuevamente el castillo piedra a piedra, centímetro a centímetro, mas grande, mas imponente, indestructible…

Y esta es la GRAN VERDAD de esta prosa que deja de ser oscura: mientras dos amores se unan en una misma consigna y meta, dando todo de sí, no habrá quien pueda destruirlos.

Pero tened cuidado, sed cautos...porque en las profundidades del infierno yace paciente y aletargado mas no enteramente vencido y el Dueño de la Mentira siempre está expectante a encontrar una veta por donde resurgir...

AQUEL QUE SEA SABIO, QUE LO ENTIENDA Y ESTÉ ALERTA

F I N

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