Identificarse Registrar

Identificarse

Índice del artículo

En muchos casos la desilusión, la desesperanza, la amargura y el despecho son fruto de la verdad. Cuando se comparte un techo, una cama, un hogar y la mayoría del tiempo con otra persona y la vemos en su realidad cotidiana, nos damos cuenta de que no era lo que habíamos construido en la mente. Es que durante la etapa de traga, de la galantería o enamoramiento (que no es amor), adornamos al otro con una cantidad de cualidades que no posee y le quitamos todos los defectos; esto suele durar varios meses, hasta el día que se comparten cama, mesa y responsabilidades, entonces caen las caretas y al reconocer al otro en su verdadera dimensión fracasa la relación. ¿Esto significa que no existe el amor? No, de ninguna manera, lo que pasa es que cuando vemos al otro como es ya no nos gusta.

¡El amor, oh, el amor! Cuantos poemas, cuantas canciones, cuantas novelas y telenovelas y películas se han hecho sobre el amor. ¿Es que no existe el amor? Claro que existe, pero no ese amor que muestran los poetas, los escritores y los actores, el amor debe ser real y ubicarse en este mundo. Cuando lo ponemos en el paraíso terrenal, en los sueños, en las nubes, en el otro mundo, corremos el riesgo de caernos desde ese cielo y darnos un totazo muy doloroso contra el mundo.

Dice el poeta hindú Jalíl Gibrán: “Todo hombre ama a dos mujeres: La que su imaginación a creado  y una que todavía no ha nacido”. No puedo afirmar que las mujeres piensen lo mismo pero si es cierto que a medida que pasa el tiempo las mujeres sueñan cada vez más con un hombre ideal muy difícil de encontrar y esa imagen les quita la paz porque jamás lo van a encontrar. Y dice el mismo poeta: “El amor es como las mariposas, si lo persigues vuela y no lo puedes alcanzar. Si te quedas quieto, el amor se posa sobre ti”.

No se puede hablar de amor sin tocar el tema de los celos. La mayoría de personas está convencida de algo que le inculcaron desde siempre: “Sin celos no hay amor”. La música popular que está de moda le canta a un amor enfermizo donde la traición, la infidelidad, el odio, la venganza y los celos se repiten en todas las canciones con algunas variantes, veamos algunas frases: “Me la robé y me la robaron/ yo la quité y me la quitaron…”; “A chillar a otra parte”; “ Si no me querés, te corto la cara…”; “Resulta que usté y yo somos hermanos/ pero de la cintura para abajo…” Se tratan por parejo, hombres y mujeres, de ratas de alcantarilla, alimañas, víboras, monstruos de crueldad, demonios de maldad… Digo, ¿Dónde quedó ese amor bonito, romántico, limpio de nuestros padres y abuelos?

Y, convencidos de que sin celos no hay amor, las parejas de hoy, en algunos sectores sociales, llegan a los extremos más extremos de desconfianza y violencia. Ese periódico sensacionalista de Colombia llamado El Espacio trae todos los días, en primera página, titulares enormes con fotos de muertes por celos: suicidios, envenenamientos, bala, cuchillo, etc. Por Dios, ¿dónde están los valores…? ¡Dónde está el amor? Fusagasugá es una pequeña ciudad muy cercana del paraíso, por lo menos es un Edén para los pensionados y  a diario vemos por sus calles desfilar ancianos, parejas de viejitos tomados de la mano; no me digan que esta imagen no es bella, qué bonito pensar que podemos llegar a este momento de nuestras vidas con la compañía de una persona que envejeció con nosotros.

Parece que no es la moda querer al derecho sino por sendas retorcidas. Mis estimados lectores, los mensajes que llegan con la música, y otros medios masivos, entran en nuestra cabeza con tanta frecuencia que se graban en la Psiquis y, en un momento indeterminado nos ponen a pensar que eso es lo correcto. El alcohólico que escucha siempre esta música llega a su casa y, en ese desorden que tiene en la cabeza, se imagina a su querida esposa haciendo todas las maromas que cuentas las canciones y muestran en los respectivos videos. Entonces, busca el fantasma del amante y… claro, no lo encuentra, entonces la emprende a golpes con la pobre mujer que casi nunca sabe porque la está maltratando.

Otro aspecto que se dice y se acepta sin discusión, muchas veces, es esa relación amor-odio (porque te quiero te aporreo, decían antes). Esta dualidad también ha ocasionado canciones: “Te odio y  te quiero”, “ódiame por piedad yo te lo pido…/ odio quiero más que indiferencia…” En las relaciones de pareja con un alcohólico o un drogadicto el maltrato está presente; parece que se da por sentado que sin dolor no hay amor. Muchas parejas lo toman al pie de la letra hasta el punto de que ellas, por lo general ellas, cuando no son maltratadas creen que su pareja no las quiere: “él ya no me quiere, no ha vuelto a pegarme. Y que puede decirse del maltrato psicológico y moral. Dizque por amor se aguantan años y años; amigas, eso no es amor, es dependencia, se llega a la co-dependencia, la una no puede vivir sin el otro y viceversa. Se odian y se quieren pero eso no es normal, no es natural, se sale de los límites de la lógica pero existe, se ve a diario. Algunas de ustedes lo han sufrido o lo siguen padeciendo. No se ofendan ni se entristezcan; no es el caso único de Colombia, es mundial, si les sirve de consuelo.

Queridas amigas asistentes a esta charla. El amor no obliga a soportar todo; bendito y bienvenido el amor cuando trae la paz, la serenidad, la compañía de un ser humano, la solidaridad. Pero ese mal llamado amor que nos dice que aceptemos al otro con todos sus defectos y cualidades, debemos revisarlo. Sí, todos tenemos defectos y cualidades, es indiscutible pero, cuando los defectos del otro hacen peligrar mi integridad y mi vida, que se vaya con sus chiros para otra parte. Oigan con atención: ninguna ley divina o humana puede obligarme a convivir con una persona que pone en riesgo lo que soy y mi vida corre peligro.

Están en línea

Hay 329 invitados y ningún miembro en línea

Concursos

Sin eventos

Eventos

Sin eventos
Volver