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Por épocas, y según los dictadores de la moda, la falta de carnes en las mujeres se considera la expresión máxima de la belleza femenina. Para mí esto es muy discutible porque todo va en gustos pero, los que viven pendientes de lo que esta IN, creen al pie de la letra que esta es la verdad y punto.

Como todo en el mundo, esto es relativo, funciona para lo que llamamos culturas occidentales y sociedad de consumo, depende de la región, la etnia, la religión, el clima y otros aspectos. A los musulmanes les vale un pepino que sus mujeres estén gordas o flacas, al fin y al cabo debajo de esos trajes no se nota el volumen de la mujer, y es que ni la cara se les ve. En el frio de Alaska y los países nórdicos con un frio extremo, la acumulación de grasas aumenta la protección contra una helada. Y en las selvas (África, selva amazónica y parte de Asia) no creo que los indígenas se preocupen por una dieta si tienen que comer lo que tienen a mano.

El asunto es que en los programas de chismes y las revistas del espectáculo alaban los cuerpos espectaculares de tal o cual artista y con detenimiento miro esa colección de huesos que asoman por todas partes y no veo por ninguna parte lo espectacular. Cuerpos tonificados, traseros abundantes y otras payasadas. Lo de los culos es otro cuento; de pronto la belleza se fue a las nalgas y los cirujanos estéticos ganan millones agrandando nalgas y senos. Para mi es risible ver una flacuchenta con unas tetas enormes y un culo desproporcionado, pero ese es el gusto que se impone.

Nuestra cultura siempre se distinguió por el gusto hacia las mujeres llenitas, no gordinflonas, de caderas generosas y senos opulentos celebradas en canciones y poemas. El maestro Fernando Botero recreó hasta la exageración este atractivo pero se pasó de la raya, y no lo digo por criticar su expresión artística. En la historia del arte se encuentran mujeres opulentas por todas partes como símbolo de la belleza y escasean las esqueléticas; no es sino ver los cuadros de Rubens, los desnudos de Miguel Angel, los cuadros de Botticelli… De por sí, nuestras mujeres latinas, incluyendo españolas, italianas, francesas… son gorditas sin exageración y así nos han gustado siempre, así algunas se pasen de kilos.

Ahora los varones también se dejan llevar por el dictado de una minoría, que desde hace unos años decide que es lo bello, que debe usarse, los colores de moda, la altura de los tacones, los peinados, los perfumes; todo, absolutamente todo debe estar de acuerdo con sus mandatos y los que nos vestimos como se nos da la regalada gana somos mirados como bichos raros.  Y el asunto se volvió problema de salud física y mental porque muchas mujeres queriendo ser lo más bellas posibles cayeron en la bulimia o la anorexia; otras por agrandarse las nalgas o los senos dejaron sus vidas en un quirófano de dudosa categoría. Qué tristeza que seres humanos sean tan imbéciles para dejarse llevar de lo que ordenen unos pocos, para beneficio de las multinacionales de la belleza

No soy nadie para decirle a otros lo que pueden hacer con sus cuerpos, ese es un derecho sagrado para cada ser humano, pero dejemos de ser pendejos que la función de la ropa es vestir y el calzado calzar. No importa si está o no a la moda del momento. Y nuestro cuerpo debe cuidarse sin exageración y sigo insistiendo en que los esqueletos no me parecen bonitos, así tengan puesta la mejor ropa.

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