Identificarse Registrar

Identificarse

No recuerdo, desde el momento en que llegué a Colombia, una tensión semejante ante la inminente elección presidencial. La ola verde está arrasando a través de los medios electrónicos y el boca a boca a los azules y a la U. El efecto [[Mockus]] se siente en el ambiente y pone a temblar a los confiados Noemí y Santos.

Este mismo efecto sucedió una vez, en 1995, cuando [[Antanas Mockus]] fue elegido alcalde de Bogotá y, en tan sólo tres años, logró lo inimaginable en esa época: transformar a los bogotanos en seres responsables cívicamente. Le tocó duro. Muy duro. Fui uno de los que, en su ignorancia, se sintió golpeado por la ley zanahoria y por los mimos en las calles. Me sentí insultado por los símbolos del pulgar arriba y pulgar abajo. Despotriqué, herido en mi altanero orgullo y mi ceguera monumental, contra el mejor alcalde (hoy puedo asegurarlo) que alguna vez ha tenido Bogotá.

Ahora, cuando leo la propuesta de gobierno de Mockus, más que viable, me parece necesaria e indispensable la educación y el cambio cultural en el país. Me quito el sombrero ante este descendiente de emigrantes lituanos, quien ha hecho más por la nación colombiana, que cualquier retoño de séptima generación nacido en el país. ¿Por qué le otorgo tanto a este académico? Sencillo. Su “caballito de batalla” es la educación. Y si algo me consta es que eso sí funciona.

Los partidos tradicionalistas tiemblan ante Mockus (aunque el del Parkinson es él) por una sencilla razón: él educa al pueblo que rige. Y cuando el pueblo, la nación, los colombianos tienen educación, civismo y discernimiento, es difícil para cualquier político corrupto meterle los dedos en la boca. Cuando las personas saben y se apoyan, es muy complicado acudir al individualismo de cada ser humano. La educación implica culturización y si algo le hace falta a Colombia es eso: recuperar sus tradiciones y cultura. Algo que estoy seguro que Mockus puede lograr.

Creo que Colombia está cansada de los partidos tradicionalistas. Ya es suficiente de tanto color rojo y azul. Ya es suficiente de pequeños dictadores que piensan primero en ellos. Ya es suficiente de izquierdas y derechas. Hace falta un humanista. Un líder que piense en el pueblo. En la cultura. En la educación. Un líder que no venga de la olla tradicionalista que se cuece a fuego lento desde hace 200 años y ya huele a quemado.

Por favor comparta este artículo:
Pin It

 

email

¿Quiere compartir sus eventos, noticias, lanzamientos, concursos?

¿Quiere publicitar sus escritos?

¿Tiene sugerencias?

¡Escríbanos!

O envíe su mensaje por Facebook.

Están en línea

Hay 221 invitados y ningún miembro en línea

Concursos

Sin eventos

Eventos

Sin eventos
Volver