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Santa Claus:

Para llegar hasta él, muchos personajes pasaron por la historia de la Navidad: Brujas, gnomos,  ancianos barbudos, el Joulupukki de Finlandia o en Italia el Hada llamada Befana. En muchas regiones de España era un tronco mágico el que expulsaba los regalos y dulces tras golpearlo con palos de madera. En otros pueblos, los regalos los traía el carbonero Olentzero y duendes de barba blanca.

Sin embargo, ninguno de ellos ha logrado superar la popularidad de San Nicolás. Este personaje se ha modificado con el paso del tiempo hasta transformarse en el gordito de mejillas sonrosadas y risa jocosa que es hoy. La imagen de Santa Claus con todo y trineo, renos y juguetes es una invención estadounidense inspirada en San Nicolás de Bari, el santo de los estudiosos, las vírgenes, los marinos y fundamentalmente: los niños. En la Edad Media hasta los ladrones lo consideraban su santo patrono, fue, por lo tanto, muy popular.

Nació en Licia (Turquía) su familia era muy rica y desde niño ayudó a los pobres repartiendo sus riquezas. Fue consagrado sacerdote y profesaba en un monasterio. Posteriormente fue nombrado Obispo en Mira, también en Turquía, por eso se le conoce igualmente como San Nicolás de Mira. Era un hombre alto y flaco que utilizaba un burro como transporte. En vida fue llamado “El obispo de los niños”. Su ilimitada generosidad lo convirtió en protagonista de no pocas leyendas:

Cuenta la historia, que una noche el obispo tuvo una pesadilla: un criminal acuchillaba brutalmente a tres jóvenes para robar sus posesiones. Sin embargo, al despertar, Nicholas descubrió que no había sido solo un sueño, sino algo más cercano a una premonición. Dicen los que saben, que el santo logró detener al asesino, lo entregó a las autoridades y resucitó a los tres muchachos rezando por ellos.

Sin embargo, su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra anécdota que narra las desventuras de un hombre empobrecido, padre de tres hermosas muchachas. A causa de su miseria, el padre no disponía de la dote necesaria para casarlas y estaba a punto de venderlas como esclavas a un mercader que las iba a prostituir.

El asunto llegó a oídos de Nicholas, quien cada noche fue dejando el dinero necesario para que las hermanas pudieran escapar de la esclavitud. A fin de mantener su anonimato, Nicholas entraba por la ventana y dejaba el dinero dentro de los calcetines que las niñas colgaban sobre la chimenea para secarlos (De ahí la costumbre de las botas de tela colgadas junto a la chimenea, los calcetines en el árbol y el rito de los zapatos). Sin embargo, cuando estaba dejando la última de las monedas, fue sorprendido por el padre de las muchachas, quien rápidamente difundió el episodio, acrecentando así la reputación de filántropo que tenía el obispo.

Se cree que falleció el 6 de diciembre de 345.

Cuando Turquía fue invadida por los mahometanos algunos católicos llevaron el santo a Bari en Italia, por esta razón es llamado también por este nombre. Otro apelativo con el que es reconocido es “El Magno”.

Desde el siglo VI han construido muchos templos dedicados a este santo patrono en Rusia, Grecia y Turquía. Los niños lo han venerado siempre, desde que tenía vida pues ayudaba a los necesitados para quienes nunca faltaba  un dulce y un regalo.

Es venerado también por los marineros del mediterráneo pues aquieta las aguas en las tormentas y muchas personas le rezan para pedirle que interceda ante sus vicisitudes.

Fue llamado también el Santo Protector de Ámsterdam cuando aún se le personificaba con el ropaje específico de los sacerdotes y barba blanca montando en un burro cargado con regalos para los niños buenos en un saco y con varas para aquellos que se habían portado mal en otro.

Hacia el siglo XVII el burro fue cambiado por un caballo blanco montado por el sirviente musulmán Zwarte Piet quien lo ayudaba a cargar un enorme saco repleto de golosinas en el que, una vez vacío, cabían todos los niños mal portados.

En 1624 llegan los holandeses a Estados Unidos, y con ellos, la historia del santo, historia que cobra una inusitada fuerza en esta Nación “En Historias De Nueva York” Washington Irvin lo describe sin las ropas de obispo y convierte a su caballo en un corcel  volador. Después de este relato San Nicolás fue adoptado en todos los hogares de Estados Unidos.

La transformación de San Nicolás en Santa Claus fue gracias al pastor protestante Clement C. Moore quien publicó el 23 de diciembre un poema llamado: “Un relato sobre la visita de San Nicolás” inspirado en una leyenda holandesa. Solo que en ésta el caballo volador es sustituido por renos que tiraban de un trineo en la víspera de Navidad emulando al Divo Odin o Wotan quien viajaba en un trineo jalado por renos.

Hoy en día los renos tienen nombre y personalidad: Dasher (Brioso) Dancer (bailarín) Prancer (Acróbata) Comet (Cometa) Cupid (Cupido) Donner (Trueno) Blitzen (Relámpago) Vixen (Juguetón) y por supuesto, el afamado Rodolfo el tierno reno de la nariz roja como la grana.

Santa Claus es un derivado del nombre en alemán: San Nikolaus cuyo nombre era pronunciado Sinter Klaas hasta terminar como Santa Claus. Lo conocen también como San Nicolás o Viejito Pascuero. Es Papá Noel en Francia y en Gran Bretaña Father Christmas.

Thomas Nast, el mismo que impuso el Feliz Navidad en las tarjetas, fue quien realizó el dibujo de Santa Claus entre 1860 y 1880 cuya imagen ha sido adoptada en todo el mundo. La publicó en la Revista Harper’s. Fue de Nast la idea del taller en el que fabricaba los juguetes que los niños le van pidiendo a través de sus cartas. La vigilancia del comportamiento de los pequeños a lo largo del año, la vestimenta color rojo y la gordura.

Comercialmente fue la empresa Coca-Cola quien estableció la figura de Santa Claus como la conocemos actualmente agregándole la risa, la técnica para meterse por las chimeneas y el aspecto físico. Fue en 1931 cuando Estados Unidos atravesaba por una de las peores crisis de su historia y la gente estaba resignada a pasar una de las peores Navidades. Con la intención de levantar el ánimo de la gente –y por supuesto de repuntar sus ventas- la empresa le encargó a Habdon Sundblom, un pintor sueco establecido en Estados Unidos, que realizara un dibujo de Santa Claus sin modificar demasiado la imagen ya establecida pero con características específicas. Lo quería optimista, simpático, esperanzador y algo muy importante: vestido de rojo, blanco y negro, los colores de la Coca-Cola.

El pintor se inspiró en un jubilado llamado Lou Prentice quien fungió como modelo para la creación del Santa Claus definitivo.

Hoy en día, San Nicolás, cuya dirección oficial se encuentra en Rovaniemi, Laponia Finlandesa, recibe al año más de 600,000 cartas. Según información publicada por la Revista Algarabía en su número más reciente (87).

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