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Te has marchado.
Detrás has dejado instantes vividos.
Te has largado; no te importa si fueron o no los sueños cumplidos.
En tu vieja maleta llevaste contigo hasta el último rastro,
la última risa, el último llanto.

¿Y quien dijo que tú estarías para siempre?
El dolor no nos mata, el silencio no miente.
Aquí nadie te ocupa, tu ausencia no se siente,
quizás algún recuerdo de pena o deleite,
evocando una dicha o llorando una muerte,
abrazando fortuna, maldiciendo la suerte,
y un sonar de campanas en profunda vertiente.

Te largaste de noche, como de algo escapando;
tal vez era el pasado que te andaba buscando.
¿Y mis sueños de triunfo?
¿Y mi hambre de dicha?
¿No te importa ahora el rumbo que tome mi vida?

En tu vieja maleta llevaste contigo hasta el último rastro,
la última risa, el último llanto.
Y el amor… ¿Dónde queda, si todo es tan frío?
Aquel llanto del niño, aquel hondo suspiro;
la ilusión pasajera, el cariño fingido,
y tu traje elegante iniciando el camino
terminó desgarrado, obra cruel del destino.

Te has largado y pregunto: ¿Qué tan rápido ha sido?
Me han robado tiempo el rencor y egoísmo,
y esa breve distancia entre el ser y el existo,
se murió entre los brazos de la duda en mí mismo.

Y mi alma se queda lamentando el olvido,
y las uvas y el brindis dan portazo al destino,
y otra vez las campanas tañen cual latido,
del corazón del mundo iniciando el camino;
nuevamente alguien llega, elegante y altivo,
cargada maleta de esperanza y delirio.

Te largaste, que bueno, así estaba planeado,
agradezco sincero conmigo hayas estado,
compartiste mis penas, también mis alegrías,
un abrazo profundo transcurrir de los días,
y tu vieja maleta se ha llenado del polvo
de las viejas veredas que los dos recorrimos.

¡Adiós año! Yo espero,
que si fuiste benigno te recuerde la gente,
de los malos momentos no seas referencia,
y esa breve distancia entre el ser y el existo,
se acorte entre las almas al sonar las doce.

¡Buena cara al que viene con maleta cargada
De sueños de cambio, de esperanza guardada,
de amor venidero, risas y alegrías.

Y las uvas y el brindis cuentan los segundos,
y los brazos abiertos abarcando el mundo,
y los doce latidos inundan el alma,
el amor y el perdón se ven cara a cara,
y otro año comienza…
¡Dios guíe nuestra balsa!

¡¡¡¡Feliz Año 2009 a toda esta Comunidad Literaria!!!!

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