I
Mírame, y no digas nada.
Yo sé entender tu sentir.
Y aunque es triste tu presente
,te acompaño en el sufrir.

Mírame, y habla si quieres.
Yo te escucho con dolor,
por saberte tan dolida
sin imaginar mi intención.

Otro amor que se te escapa,
una nueva decepción.
Otro tonto que me alienta
y arraiga mi convicción.

Es tu belleza tan pura,
tan innocente y real,
que ante ti ellos se deslumbran
y ya no ven mas allá.

Ven, deja ya de llorar.
El tiempo todo lo cura.
Alguien te espera en verdad
y ve más que tu hermosura.

II
Pasarán aun más desamores
más lágrimas han de correr.
Mas un presagio me dice
que al fin habrás de entender.

Si por estar yo callado
no te has dado cuenta aun,
te diré que yo te amo
y la paciencia es mi virtud.

Yo he visto siempre tu esencia,
he admirado tu valor.
He comparado tu alma
con la mía sin temor.

Yo si te entiendo muy bien
pues conozco tu corazón.
Aunque roto a mi me llegue
lo he de cuidar con pasión.

III
Te veo marchar despacio
un poquito más tranquila,
y en mi ilusión fantasiosa
a conquistarte yo iría.

Y te abriría mis puertas,
y mi amor te enseñaría,
y a compartir tus momentos
por siempre dispuesto estaría.

Más… no puedo.
Atado a esta silla me encuentro,
¡qué de ti puedo esperar
más que amistad por momentos!

Como podría explicarte
Que es mi martirio, mi templo
En el que habito encerrado
En el que aguardo el encuentro.

Y es mi puño el que golpea
Ya con rabia mis dos miembros
Los que no alcanzan siquiera
A responder con reflejos…

Mas mis planes tengo listos
he de aguardar hasta el fin,
cuando la vida se acabe
y se nos vaya el vivir.

Cuando los cuerpos no importen
y libres flotemos al fin,
será hasta entonces que sepas
que yo tu alma amé a morir...

FIN