Era toda una fantasía para muchos hombres, el cuerpo de Lucia, sus piernas bronceadas y sus caderas toda una melodía,
el andar rítmico y su mirada que hasta el más ingenuo por ella moriría, pasaba por la playa ardiente y siempre formaba una algarabía.
Lucia, aquella de ojos negros y mirada fría, creadora de sueños y que hacerle el amor más de uno querría,
la que con sus senos grandes y labios rojos todo lo conseguía, ni una mirada daba si tu no se la pedías.
Mujer arrogante y apasionada que por su paso hasta a las mujeres dejaba frías, ella, por la que se pelearon varios y las novias con ella no podían,
mis deseos despertó al verla como en la arena se movía y por mucho tiempo mi corazón sus ojos solo veía,
esa a quien ni nombrar ante los demás podía, pues despertaba celos si su nombre en los corrillos se oía.
La que en aquel casino en una noche clara y tranquila, me encontré de nuevo y abordar quería.
Hasta aquel momento que al agacharse vi como sus senos me poseían y al quedarme perplejo sus ojos negros me recorrían,
Y sin mostrar dudas sus labios rojos me sonreían, acerco hacia mi todo ese cuerpo que era una melodía.
Lucia, la que en el justo instante en que pensé Lucia ya tú eres mía,
Por la que en un segundo impactante soné toda una noche de lujuria y algarabía,
Salió corriendo, y yo que la quería, vi como lentamente Lucia, Lucia de mi vida desaparecía.
Ben.
