Ahí viene el negro sonriente
ya viene de cortar la caña
abrazando a sus negritos
y a la negra Soraya.
Descalzos y con harapos
sonríen a carcajadas
la llegada de su padre
en la tarde desolada.
El caporal desde su mansión
mira el episodio,
sorprendido se dice a sí mismo
yo tengo mucho poder
y así no me abrazan mis críos.