Un monólogo es el reflejo del mundo interior del personaje. Aporta a una historia su visión del mundo, permite distinguir su perfil psicológico.
La finalidad del monólogo es colocar al lector en el lugar del personaje y ver el mundo como él lo hace: “Camino con determinación hacia él y hacia mi destino. No tengo miedo, tan sólo una leve inquietud que reboza mi mente. No me preocupa la muerte, no. De hecho, lo que siento en este momento no es preocupación. Más bien es algo así como la exaltación de mis sentimientos. Es el sentir que el fin ya está próximo y, de una u otra forma, encontraré la tranquilidad buscada. No sé cuál sería tu opinión acerca de esto, más presiento que harías lo mismo que yo estoy por hacer en este momento”.[1]
El monólogo puede ser breve o largo, dependiendo de su fin. Puede formar parte de una obra, así como la obra puede ser un monólogo. Por lo general, es usado como complemento, ya que es la forma más fácil para realizar una descripción del personaje, a través de él mismo.
También el monólogo se utiliza para describir lugares, personas y objetos. Es un subterfugio interesante a la hora de agilizar una narración y ubicar al lector en medio de los hechos.