A veces siento que no soy yo quien escribe.
Son los fantasmas de mis antepasados que juegan a contar sus historias.
Sombras que pasean por mi mente sin permiso, sin aviso. Llegan con sus palabras directas, con su estilo único, a veces burdo.
Sí, así lo siento.
A veces son mis historias, otras, fragmentos de mi mente que dejan escapar momentos, vivencias que aún caminan conmigo.
Algo en tu cara me fasc… algo en tu cara me da vid.
¿Será tu sonri? ¿Será tu sonri...?
El televisor sigue encendido.
Tres bailarinas se mueven al ritmo de esa canción.
Un café humea sobre la mesa.
Son las dos de la mañana.
El frío penetra los huesos y entumece los huevos.
Reflexiono un poco sobre mí, mi vida…
y no llego a nada.
Tengo que hacer cosas, pero no quiero hacer nada. "Hacer nada también es hacer algo".
Pienso en una puta.
No logro ver su cara.
Es una puta sin rostro, pero no es fea.
Tiene buen cuerpo y es muy sensual.
“Solo quiero hablar”, le diría
lo miserable que puede llegar a ser el mundo.
—¿Quieres un café o una cerveza?—
le preguntaría, evitando su mirada, mirando sus pechos.
—Una cerveza, gracias—
respondería con voz cansada, como si supiera algo que yo aún no entiendo. Y no entenderé. Se quita el tacón del pie derecho y soba su talón mientras me mira.
Recuerdo que no hay nadie aquí,
solo el televisor
, el café, el frío,
y yo…
pensando.






