Antelia, halo de luz y misterio, ha venido en un susurro de vientos lejanos, vino a traernos a la dama de vestidos traslúcidos; ella es la dama que riega los valle de la pascua, y trae el reverdecer y la alegría, a toda la pradera y llanura de mi terruño, las arboledas y el reverdecer vibra en cientos de jades que bailan y vibran en cada gota de diamante de excelencia divina y la vida vuelve al valle, en vivos y suaves tonos de iridiscencia.
La dama llegó por la tarde, montada en nubes grises y su traslucidez húmeda y divina arropo a todo el valle como neblina en la madrugada, cada rincón del valle fue bendecido con su presencia, y la calidez del sol se fue degradando hasta que el ambiente se volvió menos cálido y agradable.
Antelia, ella es la Diosa, que presagia en el tiempo, a la lluvia, en un anillo iridiscente que cabalga con el sol en perfecta armonía.
Antelia es el presagio, la mensajera, ella venció a la sequía, que venía asediando al valle desde hace largo tiempo, los ancianos más sabios del valle! ¡Dijeron! Preparaos, que Antelia anuncia la llegada de la dama de vestido traslúcido, de goteo cristalino que cae del cielo, que susurra tranquilidad en los techos del valle, la bendición ha llegado.
Mora longa fuit, sapiens est.