Lo primero que le llamó la atención al entrar, fueron las proporciones descomunales de la gorda de la recepción. Por el volumen que asomaba por sobre el mostrador, se notaba que era una mole. No sólo en circunferencia sino también en altura. Y encima fea. Todo empequeñecía alrededor de esa figura de arquitectura faraónica y tuvo que contener la risa al ver lo diminuto que se veía el tubo del teléfono apretado entre la oreja izquierda y el hombro de "la mamut", apodo con que inmediatamente la bautizó.
--Pobre tubo, -- pensó. --Si tuviera piernas, estaría pataleando como Jack Nicholson en el final de "Atrapado sin salida".
En ningún momento tuvo la intención de interrumpir al mastodonte, ya que temía soltar la carcajada que cada vez más le costaba contener. Así fue se dedicó, por unos instantes, a recorrer la sala de espera, mirar las fotos enmarcadas que colgaban de las paredes, siempre cuidando de dar la espalda al mostrador. Trataba mientras tanto, de pensar en cosas graves, en que no tenía un peso, en que el trabajo que le habían prometido antes de su viaje no había salido, en la noticia de desalojo que había encontrado enchinchada en la puerta de su departamento esa mañana, en las peripecias que había vivido desde su arribo a los Estados Unidos seis meses atrás. Había podido oír, para su tranquilidad, el claro inglés que hablaba "la mamut", lo cual también lo ayudó a recuperar la compostura y ganar confianza para enfrentar la inminente pregunta.
--Señor, en qué puedo servirle?
Giró sobre sus talones y quedó balanceándose sobre sus pies unos segundos. Finalmente se acercó estirando los labios hacia adelante y hacia los costados como si tratara de conseguir un poco de elasticidad en su boca para poder articular las palabras que había estudiado mientras subía en el ascensor.
---La razón por la que estoy aquí, es porque he recibido siete llamadas telefónicas desde ésta oficina en los últimos siete dí......
--Permítame preguntarle, antes que nada, dónde escuchó de Grandes Perspectivas.
--Jamás escuché hablar de ustedes, fue un amigo mío, ahora ex-amigo, quien recibió su folleto en el correo, y por hacerme una broma lo completó con mis datos y lo mandó.
La gorda titubeó, tal vez por el marcado acento de su precario Inglés, tal vez porque todavía sostenía el tubo contra su oreja y no le había prestado atención.
--Oh....Permítame preguntarle su nombre, así puedo chequear si está usted en el sistema.
--Mauro Altolaguirre
--Podría escribirlo en este pedazo de papel?
--Seguro............Mauro Altolaguirre……aquí tiene.
--Gracias.......y el apellido es el primero o el segundo?
--El segundo.
--Muy bien señor Al.....Alta....lo...güi...we
Parecía que la mamut se había atragantado con una espina de pescado y decidió acudir en su ayuda.
--Puede llamarme Mauro
--Oh....gracias "Moro"
--En qué sistema se supone que debo estar?
--Si nosotros lo llamamos, significa que usted ha enviado la solicitud de afiliación a Grandes Perspectivas. De ser así, debería usted estar registrado en nuestro sistema de datos.
--Es que yo no envié ninguna solicitud. Lo que vengo a hacer aquí, es lo que quise hacer por teléfono las siete veces que me llamaron. Aclararles que por favor, no me molesten más, que no es mi intención afiliarme a nada ni a nadie.
--No se preocupe, enseguida lo va a atender el coordinador de área. Tome asiento por favor.
Se repantigó en uno de los lujosos sillones de cuero negro, y tomó de la mesa ratona un libraco que parecía un álbum. En efecto era un álbum de fotos desde donde sonreían felices, hombres y mujeres. En las primeras páginas estaban las fotos individuales de los personajes, luego las mismas personas tomadas de la mano y disfrazados de novios, y en las páginas siguientes algunas de las parejas con uno o dos bebés en brazos. Se apuró a llegar al final del álbum para cerciorarse si, en un ataque de honestidad, los del club también habían incluido algunas actas de divorcio. ………Nada. Sólo más felicidad, sonrisas y biberones.
La voz lo sorprendió:
--Hola ! Es un placer conocerlo. Permítame ver si ésta oficina está vacía. Sí, pase, tome asiento.
--Gracias. Yo venía porque desde hace siete dí.......
--Déjeme primero explicarle brevemente acerca de nosotros. El propósito de Grandes Perspectivas es ayudar a las personas a que no pasen por lamentables experiencias ni por el engorroso dilema de descubrir si ese ser humano con quien, por poner un caso, compartieron una copa la noche anterior se adapta a esa suerte de modelo que todos llevamos en nuestra mente. Nosotros, en el Club, lo llamamos modelo, pero en realidad vendría a ser, en lenguaje común y corriente, pareja ideal . El Club tiene por norma estudiar exhaustivamente a cada individuo que forma parte de nuestra gran familia y conectarlo con la persona que encaja exactamente con su personalidad.
--Aha- Dijo para ganar tiempo y poder terminar de traducir en su cabeza.
--Para tales efectos, hemos creado una videoteca, de la cual usted va a pasar a formar parte, en dónde cada integrante se presenta, habla y expone sus atributos, gustos y cualidades y enumera lo que le gustaría encontrar en esa otra persona que está buscando, su modelo. En la videoteca encontrará a nuestros miembros agrupados por sexo, edad y color y luego de ésta primera selección, que ya corrió por cuenta nuestra, puede usted ingresar a una de las pequeñas dársenas provistas con televisor y video casetera con la cantidad de videos que desee de las personas con las que usted crea tener cierto tipo de afinidad. Nuestra estadísticas dicen que en la primera o segunda sesión de videos, usted encontrará a alguien que querrá conocer en persona. Todo lo que usted tiene que hacer es informarle al coordinador de área que usted está interesado en, digamos, la señorita F35BS. Nuestro coordinador tomará nota de su preferencia y del código personal suyo, para entregárselo a F35BS a los efectos de que ella pueda ver su video. Si ella está de acuerdo en concederle una cita, le damos a ella su número telefónico, que hasta ese momento era confidencial, para que se comunique con usted y hagan los arreglos pertinentes.
--Mhm.
--Le sugiero que luego de ver todos los videos, y aunque haya encontrado a la persona de su preferencia, siga concurriendo al Club porque diariamente se agregan nuevos miembros. Nuestro consejo es no comprometerse seriamente con nadie hasta pasado, por lo menos, un año. Es decir, si usted se afilia y mañana encuentra a su modelo, no se detenga en su búsqueda, porque siempre puede aparecer alguien que se ajuste aún más a sus pretensiones y viceversa.
--Y cuánto cuesta, por curiosidad nada más, ser socio?
--Para ser parte de nuestra gran familia, se debe pagar un año por adelantado, con derecho ilimitado a hacer uso de las ventajas del Club. El monto anual de la suscripción es de $ 4,000 pero, como en estos momentos estamos en una promoción especial, usted puede gozar de todas las ventajas que le ofrecemos por solamente un pago adelantado de $ 2,000.
--Me parece una locura.
--No, si lo mira desde éste punto de vista. Cuánto le cuesta a usted celebrar cada viernes la hora feliz con sus amigos? Cuánto gasta cada sábado por la noche para salir y frecuentar bares y restaurantes buscando permanentemente a su modelo? Cuántos sinsabores ha tenido ya con personas que creyó afines y que resultaron ser un engañapichanga? Si usted suma todo la torta que invirtió en vanos intentos, verá que ha tirado la plata al inodoro.
Con un nuevo "aha", se tomó un momento para asegurarse que había escuchado bien. Le pareció haber oído un par de palabras que no encajaban demasiado en el prolijo y pulido ingles del monólogo del coordinador. No pudo precisar si era su interpretación o si realmente su interlocutor las había pronunciado, lo cual era imposible, ya que sonaban demasiado familiares. Como provenientes de un pasado que le habían asegurado quedaría desterrado al descender del avión. Decidió entonces, llevar la conversación hasta el final, para poder cerciorarse.
--Aún así, me parece un disparate. Además pareciera que usted me está asegurando que después de conocer a mi "modelo" nunca más vamos a salir a ningún lado ni gastar dinero. Lo cual no creo que sea cierto.
--Pero usted va a estar saliendo con una mujer que de antemano, sabe que se acerca mucho a su ideal, a quien ya ha visto en nuestra videoteca y quien le ha expuesto sus gustos y demás. Eso no es tirar la plata, eso es invertir. Además, como ya se gustaron en el video, empiezan a trazar planes desde el comienzo, y si apuntan para el mismo lado, no van a andar derrochando la guita.
Ahí estaba otra vez. Ahora estaba casi seguro que el coordinador lo había dicho. Esta vez le había sonado clarito dentro de su cabeza.
--Pero usted me dijo que no era aconsejable meterse con la primera que uno conozca.
--Lo puedo tutear Moro?
--Si, por supuesto.
--Escuchame tigre. No es aconsejable meterse hasta la manija. Te metés un cachito, o le hacés creer que estás metido, para que no te haga pagar todo. Pero mientras tanto, seguís viniendo al club a enganchar las nuevas adquisiciones de la galería
--Pero eso sería como un entrenamiento para ser infiel en el futuro.
--Y vos qué querés, flaquito, que prediquemos el Evangelio acá? Sabés cuántos casados tenemos en este video-zoológico? Son los que nos mantienen. Porque como acá todo es bajo cuerdas....es menos riesgoso que andar ventilándose por la calle. Y además se ahorran todo el verso que le tienen que hacer a cuanta mina pasa por su lado y los desaires por respuesta. Pero avivate, tiernito, acá están todos en la misma.
Dirigió sus ojos a la ventana y miró el obelisco. Por un instante olvidó que era el monumento a Washington. Oyó claramente el murmullo de su Buenos Aires, los ruidos de la Avenida Corrientes, las corridas de los peatones para llegar a salvo a la vereda de Carlos Pellegrini, los bocinazos de los colectivos, las frenadas de los taxis. Y volvió a mirar a su interlocutor que le decía:
--Entonces, Moro, contamos con vos, macho?
Pudo identificar perfectamente esas náuseas que le venían desde el alma y descartó la idea de reprimir la furia que le golpeó el pecho desde adentro. Era la misma sensación que había sentido el día que decidió irse de su país para alejarse de la hipocresía, el cuento, la mentira y el engaño. Se levantó estirando los brazos hacia arriba, como desentumeciéndose, se frotó los ojos con las palmas de las manos, para luego apoyarlas abiertas sobre la mesa inclinándose levemente hacia el coordinador de área de Grandes Perspectivas, y en perfecto Castellano y con aún más perfecto acento porteño, antes de dirigirse hacia la puerta, le dijo, sin levantar la voz:
--Andatealareputísimamadrequeteparió.