Observaba mi taza de café, el líquido obscuro giraba en ella. Mi reflejo se veía distorsionado, quizá era así como de verdad me sentía. Levante la mirada esperando verla sentada frente a mí con una sonrisa y preguntando "¿debería pedir otra rebanada de pastel?”, pero no fue así, jamás volvería a ser así. Tome mi chaqueta y me levante, deje el dinero junto a mi taza de café intacta. Al salir vi una vez más hacia el interior de la cafetería y la melancolía me invadió, sentí una lagrima resbalar por mi mejilla y de inmediato la quite, ojalá así de fácil pudiera borrar su recuerdo, camine hacia el auto y entre, me dirigí a casa silenciosamente, al llegar Max me recibió con alegría, brincaba y ladraba, él no se veía tan afectado como yo, avente mi portafolios al sillón junto con la chaqueta. Ingresé a la cocina para tratar de preparar algo de comida cuando el teléfono de casa sonó, deje que la contestadora sonara, el mensaje se escuchó, “hola Dreep, soy Han, oye mira lamento la perdida de Anna, pero te necesitamos en el trabajo, te necesitamos completo, has faltado demasiado, tus clientes vienen a preguntar por ti, dicen que no respondes el celular y los correos, se están quejando, el jefe piensa despedirte, todo es un caos por favor regresa amigo”, el silencio se volvió ensordecedor después del mensaje. Decidí pedir comida china. El sofá me esperaba, como esperó durante todo este largo mes, me recosté y tome una pastilla para el dolor de cabeza, cerré los ojos.
-Robert, cariño despierta es tarde para el trabajo- era la voz de Anna, su voz era suave, tierna, jamás he escuchado a un ángel hablar pero me imagino que la voz de Anna es todavía mejor, abrí los ojos y la vi sentada a mi lado, ya estaba lista para ir a trabajar. –El desayuno está listo lo he dejado en la barra, ya le he dado de comer a Max, solo debes sacarlo a pasear, nos vemos en la tarde, te amo- la vi alejarse por la puerta como todos los días a la misma hora, sonreí de saber que la tenía con migo no sabría que hacer sin ella.
Se escuchaba que tocaban la puerta con impaciencia, Max ladraba. Había olvidado que había ordenado comida china, me levante para pagar, regrese y encendí el televisor, comí la mitad y el resto se lo deje a Max. Me dieron ganas de ir a tomar unos tragos, tome la chaqueta y las llaves del auto.
Entré y me senté en la barra, pedí un tequila seco y lo bebí de un solo sorbo, volví a pedir dos más, al darme cuenta de que no era suficiente ordene una botella completa, me la entregaron con un plato donde venían limones y sal junto con un caballito, aleje el pequeño vaso y destape la botella, sabía que era la manera más patética de ahogar el dolor pero no encontraba otra alternativa, el líquido hizo que me quemara la garganta , no me importo le di un segundo trago profundo, volví a poner la botella en la barra, me la quede observando como si me hablara, como si en algún momento se levantara y me dijera “vamos Dreep, reacciona, déjalo y regresa a casa”, pero no lo hizo. Entre trago y trago comencé a confundir la realidad con mis recuerdos, tome la botella pague la cuenta y Salí del bar, un mesero me alcanzo y me tomo del brazo.
-Disculpe señor, no puede manejar así- el chico tenía alrededor de 23 años
-Tienes razón, toma mis llaves, mañana regresare por ellas- le dije. Comencé a caminar sobre la banqueta.
-Oye Anna, necesito decirte algo- le dije mientras ella le daba un trago a su café
-Sí, que ocurre-
-Lo que pasa es que creo que…no sé cómo decírtelo- estaba temblando de nervios, las manos me sudaban, saque la pequeña caja de mi bolsa y le hice señas para que se acercara, cuando estuvo cerca me puse a la altura de su oído y le susurre- ¿te quieres casar con migo?- le puse la pequeña caja junto a su café, su rostro se ilumino y una lagrima escurrió por su mejilla, se puso de pie y me dijo entre sollozos. –Es algo que no deberías preguntar, solo ponme el maldito anillo- .
Le di un trago más a la botella, ahora lloraba con más desesperación. Mis piernas flojeaban, las obligaba a caminar.
-Robert, ¿y si adoptamos un perro?- me pregunto Anna mientras veíamos televisión- recuerda que no puedo tener hijos, necesitamos cuidar de algo no crees, un hijo adoptivo sería demasiado para ambos, el trabajo no nos permitiría cuidarlo, qué opinas-
- Si, estaría bien, mañana iremos a una tienda de mascotas y compramos un cachorro-
-No, mejor vamos a una casa de perros abandonados y traemos uno-
-Está bien-
Al día siguiente no fuimos a trabajar y buscamos en todas las casas de perros abandonados hasta que encontramos a Max, un viejo pastor ingles que habían abandonado. Al fin teníamos algo que cuidar y proteger.
Me deje caer sobre la banqueta mis piernas ya no daban para más. Reuní lo que me quedada de fuerza y me pare para tomar un taxi.
-¿A dónde lo llevo señor?- me pregunto el conductor le entregué mi credencial, ahí venia mi dirección. Al llegar le di mi cartera y le pedí que tomara el dinero. Con tropiezos logre entrar a la sala, Max estaba dormido, lo acaricié y movió su cola en forma de saludo, avente la botella vacía al sillón. Fui a la bañera y la llene con agua fría me metí con todo y ropa, el agua hizo que mi cuerpo se estremeciera, la melancolía me lleno, abrase mis rodillas y comencé a llorar como un niño pequeño que había perdido a su madre en el supermercado, le grite al mundo pidiéndole una explicación del por qué me había arrebatado a la persona que más había amado, porque de esa manera.
-Señor, tiene una llamada urgente- me dijo la secretaria, eran las 6:15 am, no tenía mucho que había llegado al trabajo.-Si Rosy, conéctala a mi oficina-
-Si bueno-
-Buenos días señor, es usted el esposo de Anna Clark-
-Sí, bueno soy su prometido-
-Lo que ocurre es que la señorita ha tenido un accidente y la están trasladando al hospital Magdalena- Esas cuatro palabras retumbaron en mi cabeza “ha tenido un accidente”, no podía hablar, la boca se me puso seca, el estómago, todo me daba vueltas- Señor, está bien, señor, necesitamos que venga a ver el cuerpo- ¿Qué? ¿Un cuerpo?
-¿Ella está bien?- fue lo único que pude preguntar
-No le puedo dar esa información por teléfono, necesitamos que venga-
Salí rápidamente hacia el hospital. Llegue preguntado por ella, una enfermera me dio una pastilla para tranquilizarme, minutos después el doctor salió y hablo con migo no entendía nada, lo único que veía eran sus labios moverse hasta que me dijo “lo siento, llegó sin vida al hospital”.
Mis lágrimas seguían corriendo ya habían pasado casi cuatro meses de su muerte. Un automovilista la había atropellado, el impacto fue fuerte y murió enseguida, era temprano casi nadie pasaba por esa calle, el que manejaba se fue y no la auxilio. Me levante de la bañera y me fui a mi cama aun mojado me avente en ella y caí dormido.
Al despertar ya eran más de las 11:00 am, me bañe con agua caliente y Salí a pasear a Max, al regresar limpie toda la casa y decidí que ya iría a trabajar, recordé que le había dejado las llaves al mesero y fui a recogerlas. La noche anterior me ayudo a pensar, a desahogarme, me sentía bien ahora, solo sería hoy y ya. Dormí toda la tarde.
Mi despertador sonó eran las 4:00 am, me prepare para ir al trabajo, deje a Max en el patio trasero con comida. Subí al auto y comencé a conducir iba con buen tiempo ya eran 5:25 am y en la radio tocaban música alegre, di la vuelta para entrar a la avenida que lleva directo al trabajo, aún estaba un poco obscura, no había iluminación, así que avance lentamente, de repente una figura inmóvil estaba tirada sobre el pavimento, me detuve, me acerqué a ver que era cuando le di la vuelta me di cuenta de que era una mujer, su rostro era delgado, su cabello era chino, lo llevaba corto hasta la oreja, le toque el rostro, no respondía, y estaba muy fría, recordé a Anna, me alarme, escuche un auto que venía y comencé a hacerle señas, se detuvo le explique todo y comenzó a llamar una ambulancia, corrí a la chica y la tome entre mis brazos la acomode con cuidado en mi regazó, tome su mano derecha en la mía. Las personas que Vivian cerca iniciaron a salir de su casa para ir a trabajar pero al ver lo que sucedía se iniciaron a juntar haciendo una pequeña bola alrededor, la ambulancia ya había tardado, baje la mirada para observarla, sus parpados intentaron abrirse torpemente, no lo logro hasta su segundo intento, sus ojos eran hermosos. Al verla así me prometí cuidar de ella costara lo que me costara, el destino quería que me encontrara con ella…