El martirio de la vida de un duende es el deseo humano, por él se materializan y por él desaparecen. Los ojos violeta de Shephir delataban su deseo de amor, el humano que lo materializó buscaba el amor, el amor perfecto, deseaba encontrarlo con toda su alma. Tanto lo deseaba que creó, sin saberlo, un duende para que se lo cumpla. Tontos humanos..., si sus deseos perduraran lo tendrían todo..., pero sus ansias duran muy poco.
Shephir buscó la manera de cumplir el deseo que lo había materializado, extraño duende..., se preocupaba por su "materializador", un día tuve que explicarle que si cumplía el deseo que tanto buscaba, él desaparecería... Shephir me miró desconcertado, no entendía (me dijo) porqué debería dejar de buscar el amor que lo llevó al sub-horizonte..., por eso estaba allí, y lo cumpliría para irse... Le aprecié, era un extraño duende, pues por lo menos tenía una meta.
Yo también tenía los ojos violeta..., pero no tenía fuerzas..., mi humano creador había olvidado su deseo hace mucho tiempo, no deseaba complacerlo a él, pero sí ayudar a Shephir..., y lo hice, le dije donde encontrar a mi "humano creador", por suerte cumplía los requisitos del suyo, así que decidió actuar... Un instante vino a despedirse, el se iría, había cumplido su objetivo, estaba orgulloso y yo con él. De pronto lo envidié, pero ya no tenía fuerzas... Shephir se fue, como llegó, entre el aire, espero que otros lleguen y cumplan por lo que vinieron, yo no supe, no quise ver lo que Shephir vio, la línea que dividió mi soledad y su esperanza, desde ase día llamo a esa línea "La línea de Shephir"...
FIN