Identificarse Registrar

Identificarse

Índice del artículo


Recorrió el pasillo, sintiéndose algo nerviosa. En la planta inferior la sra. Carmen, la empleada de la limpieza, seguramente estaría apoyada en su aspirador charlando por los codos con Magda, la recepcionista, esperando que volviese la luz. Llegó hasta el tramo de escaleras donde, afortunadamente, lucía una lámpara de emergencia. Ya podrían haber colocado unas cuantas más, se quejó Regina. Cogiéndose con fuerza del pasamanos, comenzó a bajar los escalones. No oía voces pero eso no era de extrañar.

Casi nunca se oían voces o ruidos pues casi todo el edificio estaba insonorizado pero, de todas formas, se extrañó de no oír a Magda y la sra. Carmen hablando. En la planta inferior registró un par de despachos, que a esas horas acostumbraban a ser utilizados. Estaban todos vacíos. No había rastro de la sra. Carmen ni de Magda. Tropezó con algo en el pasillo y casi cayó de bruces al suelo. Vio que se trataba de algo grande, acostado en el suelo. Era un aspirador. Pensó que quizá la sra. Carmen estaría en la cocinita de la recepción con Magda.

Desde luego, no haciéndose un café, porque la cafetera era eléctrica. En la cocinilla tampoco encontró a nadie. Solo una pequeña y solitaria luz de emergencia lucía tristemente sobre el mostrador de madera. Salió al patio, al que se accedía a través de la cocina. Era de noche, no había duda. No había luna y un puñado de estrellas titilaban en el rectángulo de cielo que desde allí se divisaba. Súbitamente, un potente torrente de luz inundó el patio, cegándola. La luz era casi dolorosa y Regina se desplomó desmayada sobre las baldosas del suelo.

Regina aporreaba una enorme máquina, encerrada en un despacho blanco. No había ninguna lámpara a la vista pero el cuarto estaba agradablemente iluminado. Paredes blancas, desprovistas de cuadros y otros adornos, la envolvían. Solo una enorme pantalla, en ese momento apagada, destacaba en la pared, frente a ella. Regina pensó que también era mala suerte ser tan buena mecanógrafa. Siempre acababa en el mismo empleo, estuviera donde estuviera.

Bienvenido a la comunidad de escritores, poetas y artistas del mundo.

 

Aquí podrá darse a conocer, conocer a otros, leer, disfrutar, compartir, aprender, educarse, educar, soñar y vivir el mundo de fantasía que hay en todo artista.

 

¿Quién sabe? ¡A lo mejor también es uno!

Están en línea

Hay 391 invitados y ningún miembro en línea

Concursos

Sin eventos

Eventos

Sin eventos
Volver