- Joso de mi alma te llevare constantemente en mi corazón. Lo juro Joso, lo juro.
- P-a-p-i-t-o. ¿Estarás feliz? ¿Me darás miles de besos cuándo tú y yo nos encontremos, con la mamá? Sé que, diosito nos bendecirá, al fin seremos una familia que nunca fue. Tata estoy rozando el cielo con la punta de mis dedos…
Pude ver como la luz de los ojos del muchacho se extinguía como la llama de una vela, consumida lentamente disipándose como polvos de estrellas suaves y brillantes así sé marcho mi amigo, con su sonrisa tierna y sus ojitos de agua, silenciosamente.
Me quede a su lado. Afuera la lluvia arreciaba con furia, la luna se esconde, los faroles se apagan, las estrellas fenecen. Rasgos mi camisa, con furia en señal de dolor. Perdí la noción del tiempo y del espacio ni idea cuantos minutos, horas o días transcurrieron ¡no lo sé! aun silba en mis oídos el sonido de la sirena de la ambulancia, la gente vestida de albo, que Invaden la morada haciendo miles de preguntas, que no logro coordinar respuestas por; haber permanecido “en el lugar de los hechos”. Cuáles acontecimientos? Un chaval yace sin vida eso no es un hecho es una; “maldición” aunque se quiera dar otra connotación
Me sorprende ver la ligereza con la que algunos individuos extraen unas cámaras con sus flashes tomando fotos, como si el cuadro allí alcanzado, fuese digno de ser retratado y realizar una obra maestra, plasmada en un lienzo con un único elemento a emplear ¡sangre inocente!
Luego introdujeron el cuerpo del Joso, en una bolsa de plástico lo subieron al vehículo, corro detrás, mis pies agotados tropiezan y caigo.
Cuando por fin encontré los restos de mi muchacho, lo llevaban en una caja de madera rumbo el campo santo, en absoluta soledad. Un hoyo, negro y frío aguardaba triunfante los restos de mi amigo para que durmiera allí para siempre. Sentí tantas nostalgias de su voz y risa, más que nada, sus manos cuando me acariciaban yo, yo, “le amaba”, ¡aun le amo! Él y yo conformamos notas musicales para cifrar en nuestro pentagrama melodías, que permanecerán inconclusas en aquella dimensión desconocida, a la espera de su maestro para ser ejecutada.
Sé que ¡está feliz! en algún lugar del infinito, no sería justo que no fuese así.
Todo lo que intente expresar está demás. Las luces eternamente encienden en el Alma… “¡Nada es imposible!”… continúo acá rasguñando recuerdos, secando lágrimas, ¡Rumiando impotencias! “tocando almas y puertas cerradas” vagando por este valle aguardando con ansias la hora que el creador me cite.
Una mariposa azul se posa en mi ventana, “hasta pronto Joso” nuestro mutuo cariño traspasara las fronteras tenebrosas, mi muchacho amado solo espera por mí para que juntos conjuguemos el verbo olvidar…
Autora: Herana López