Comenzó a dibujar en esas aguas aun traslucidas, las caras de Nito y Carlos Lapena, ambas mujeres se sintieron arropadas por sus amores ausentes, mientras se desdibujan los retratos por La acción de las pequeñas olas.
En la silenciosa y luminosa noche comenzó a escucharse la voz de Nito cantando “Hoy que un hijo hiciste, cambia ya tu mente... Seleste gritando como aquel amanecer en el bar, el día en que Nito se marcho, - ya lo sabes mi amor, donde estarás, te amo, no me dejaste sola.
Encabezados por Boris y Félix, comenzaron a llegar todos los habitantes de Playa Paz, desde su fundación sin lugar a dudas, este fue el día más importante en la playa.
Seleste en el agua aun cristalina, con los mellizos, cada uno a un lado, se quedo viendo a los viejos fundadores, que miraban a los bebes con profundo amor, les dijo –álcenlos así puedo caminar.
Aquellos hombres que jamás tuvieron un recién nacido en sus brazos, los tomaron con suma delicadeza, Boris alzo a la niña, que si bien tenia un gran parecido a Seleste y Nito, poseía esa aura de esperanza, bondad, optimismo, tan evidente en Boris, en cambio el machito, también conservaba los rasgos de los padres, pero su rostro entreveía, la tozudez, los caminos del ocultamiento de los verdaderos sentimientos, al igual que Félix.
Ambos se miraron, Félix nunca tubo dudas, pero esto era la confirmación mas absoluta de sus sospechas, Boris en cambio, ato un cabo mas, en el camino de descubrir el secreto mejor guardado de Playa Paz.
Como se llamaran pregunto Minita. Seleste miro a quienes acunaban a sus bebes, y les dijo –ustedes les pondrán los nombres, es un derecho que les corresponde.
Ambos se volvieron a mirar, sabiendo que los dos aceptaban. –Se llamara Rojelio como mi padre – dijo Félix rápidamente.
Boris miro sorprendido a Félix, sabia casi todo de el, pero nunca hablaron del padre. Se llamara Carla en honor a mi padre, que murió para que este sueño existiera.
Despaciosamente todos formaron un cortejo de nacimiento, detrás de Seleste y los niños, Toni Tanzola seguía pintando, en el cielo brillaban mas estrellas más que nunca, aquel que supiera ver, ubicaría las constelaciones de Rojelio y Carla.
Sylbya volvió a sentir que toda su inmensa soledad, sirvió para vivir ese momento de felicidad colectivo.
Seleste, se sintió aliviada, Nito a su manera la acompaño en el parto, aquellos que debían saber su secreto, lo estaban descubriendo.
Octubre 2004
Tomas Buendía