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El joven caminaba por la calle pensando en lo que había pasado esa última semana de no estar con ella. Le dolía un poco esa reencontrada soledad a la que le había perdido la costumbre desde ya hacía algún tiempo.

Y también le dolía el hecho de extrañarla, un trozo de su orgullo le reclamaba aquel dolor como una culpa, eso no era lo que los hombres deberían sentir, "a lo hecho pecho", se decía.

Divagaba por los últimos recuerdos de su vida con ella y mientras más vueltas le daba no encontraba una explicación favorable a aquel adiós tan repentino y desconcertante.

- Definitivamente no lo entiendo - se decía a si mismo - si todo parecía estar marchando sobre ruedas, si hasta la saqué a dar unos vuelcos por ahí esa última noche. Y tanto que me reclamaba que no la sacaba a pasear a ningún lado y que andaba toda aburrida en su casa. Yo que culpa tengo que sus amigas tampoco salgan -

Se detuvo en un puesto de comida rápida y de allí compró una hamburguesa con papas que se fue comiendo mientras caminaba.

- No le gustaban - se dijo otra vez retomando el hilo de sus pensamientos - y tan ricas que son estas papas - tomó una caliente con el mondadiente que tenía en la mano y luego de pincharla se la llevó a la boca saboreándola con gusto - calientitas y fresquitas. Pero no le gustaban y tuve que llevarla a otro lado. Bien que me decían los changos que a las ñatas no hay de donde agarrarlas cuando les toca su luna y ni mas que me dejó volando después de la salida, ¡la muy desconsiderada! - dijo con rabia al tiempo que le daba un mordisco a la hamburguesa tratando de no mancharse la camisa con los aderezos que gotearon en el acto.

Separó la hamburguesa de la boca arqueando un poco el cuerpo hacia adelante para evitar las gotas.

- ¡Mierda!, no quiero mancharme, no mas que ésta es mi única camisa limpia y no quiero llegar manchado a la farra que ya ni tiempo tengo de ir a cambiarme ni ropa limpia en mi cuarto - Se detuvo un rato a seguir comiendo ya con mas cuidado y con la cabeza vacía de pensamientos.

Al poco rato se limpió los dedos y la boca con la servilleta que le habían dado en el puesto y haciendo un bollo del papel lo botó por ahí.

- Ahora voy a tener que ir solo, ¡que carajos!. Y seguro todos van a estar con sus ñatas y van a joder -

Se arregló un poco la ropa y se puso a caminar de nuevo, sus ojos divagaron por las vidrieras de las tiendas y se detuvo en la del pequeño snack que estaba en la esquina de la cuadra.

- Y pensar que me gasté toda mi plata esa noche. Por no llevarla a comer las hamburguesas de doña Lila porque dizque no le gusta comer parada, la traigo al restorant éste y nada. Hasta se lo he pedido el asado con cebollas fritas que tan rico cocinan ahí y apenitas ha comido un pedacito de carne. La muy fifirufa con nariz en el techo: "hay mucha bulla" -imitó la voz de ella - "hay mucha bulla". Si apenas se escuchaba el partido en la tele del local. Seguro que se ha enojado de lo que un ratito estaba mirando-

Una ráfaga de aire frío cruzó la ciudad y le obligó a cerrarse la chamarra que llevaba encima y meter las manos en los bolsillos.

- ¿Total que después que hago yo?, para que se le pase la rabia la llevo al cine, y para el camino le invito una cerveza y ella ¡no!, "yogurt", "yogurt", que clase de refresco es eso. Pensé que con el paseo por la plaza se le iba a pasar un rato el mal humor pero nada y eso que yo me estaba muriendo de frío, el buzo deportivo no es caliente y además que en el partido de la tarde me habían lastimado una rodilla y me dolía un cacho al caminar, pero ella nada, seguía idiota caminando sin decir nada y yo de boludo aguantando sus estupideces-

Cruzó la calle sin mirar y un automóvil paso tocándole la bocina a lo que tuvo que salvar los últimos metros de la calzada con una carrera y un salto.

- ¡Fíjate pues imbécil! - le gritó a un chofer que ya tenía como treinta metros de ventaja.

-  Películas - siguió caminando y volviendo a pensar - tan rica la película y el sonido del cine recién estrenadito daba para una de esas donde las balas parece que te están llegando a vos y las actoras de la película se ven bien buenas en sus tangas - se puso a sonreír mientras recordaba aquellas escenas - y ella, nada, con su geta toda la película - Dobló una esquina, levantó la cabeza y entre ansioso y resignado reconoció la casa donde tenía que llegar, aun le faltaba toda una cuadra.

- Mujeres, quien las entiende. "que no me sacas nunca, nunca vamos a bailar, tele y tele..." ¿y que pasa cuando salimos?, ¡¡me termina!!. No entiendo..., mi brother me ha dicho que para celebrar un aniversario era lindo llevar a tu ñata a comer, a un buen cine y después a bailar. Hemos ido a comer, hemos ido al cine y hasta a bailar hemos ido, pero nada, no le ha gustado el boliche porque era "para viejos", ¡viejo su calzón!, tan rica guitarreada con los cuates -

Se detuvo un rato para tomar aire, los últimos recuerdos le habían hecho apresurar el paso con la furia y casi había llegado al trote a la puerta de la casa.

 

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