1º módulo/ Técnica y estilo. Como expresar las ideas y como atraparlas.
El derecho a la escritura. Introducción
La idea
Escribir no es sólo una cuestión de técnica y práctica. Leer es la manera más eficaz de aprender a escribir, de tomar nota de aquellos que nos han precedido en el arte de la escritura, de averiguar como han desarrollado su obra, de preguntarse por qué funciona, de interesarse por la manera en que han conseguido la fluidez narrativa que nos envuelve.
Imitar a los escritores que admiramos o nos atraen no es ni una estupidez ni un plagio (siempre y cuando sólo intentemos copiar el estilo). Antes al contrario, la imitación nos puede conducir al aprendizaje y a la superación.
Para escribir un relato necesitamos de una idea. Una vez encontrada, todo dentro del relato debería estar al servicio de esa idea. El material que conforme esa idea puede surgir de recuerdos personales, de experiencias colectivas o de conocimientos de todo tipo. [[Isabel Allende]] escribió “[[La casa de los espíritus]]” como un intento por recuperar su pasado y el del mismo pueblo chileno. [[Paul Auster]] concibió “[[La ciudad de cristal]]” después de recibir una llamada equivocada, mientras descansaba sentado en la butaca de su sala de estar.
La manera en que puede llegar a formarse el germen de un relato es infinita. La escritora de novela negra, [[Patricia Highsmith]], resume así la irrupción de la chispa que hace posible la idea: “¿En qué consiste el germen de una idea?: en un niño que cae sobre una acera y derrama el helado que sostenía en la mano; en un señor de aspecto respetable que se encuentra en una frutería y, furtivamente, pero como si no pudiera evitarlo, desliza un melocotón en su bolsillo sin pagarlo; o puede encontrarse en una breve secuencia de acción que se nos ocurre inesperadamente, sin que hayamos visto o escuchado nada que pudiera inspirárnosla. En todo lo que nos rodea, excepcional o cotidiano, puede encontrarse el germen de una idea”.
Como atrapar la idea
Si, como afirma Patricia Highsmith, la inspiración surge de ideas sin importancia aparente, es un buen recurso llevar consigo un bloc de notas y apuntar todo aquello que nos llame la atención, respecto a nuestro entorno más inmediato, o bien de nuestro interior más profundo. Desde una conversación escuchada de manera casual a un pensamiento que nos ha sobrevenido de golpe.
Las páginas de los periódicos están cargadas de historias potenciales, de relatos embrionarios con una gran fuerza. Los anuncios por palabras son un baúl del tesoro donde se esconden riquezas de inspiración. En Estados Unidos, un diario local reclamaba en la sección de anuncios: Deseo cambiar vestido de novia, atrezo y otros accesorios, por pistola en buen uso.
Entre todos los hechos cotidianos, el escritor tiene que saber escoger aquello que puede ser útil para construir un relato, de lo que no. Como hace un fotógrafo en busca de un buen encuadre, el escritor debe construir una forma diferente de mirar, debe poseer el talento de adivinar que temas, que situaciones pueden ser provechosas para alimentar la ambición que le devora. Una tarea nada fácil en un mundo lleno de estímulos como el actual.
Los libros (el vínculo entre el autor y el lector)
¿Cómo podemos elaborar un relato?, ¿cómo podemos construir una historia cautivadora?, ¿qué es lo que hace que un cuento determinado, una novela, una historia, pueda sobrevivir en el tiempo e inspirar generaciones de lectores? La respuesta es la verosimilitud.
La lectura es una tarea ardua, por ello se hace imprescindible que el escritor establezca un vínculo con el lector a través de una historia creíble. Es preciso que el lector abandone su incredulidad consubstancial, su escepticismo, de lo contrario arrojará el punto de lectura si cae en sus manos un libro que no haya conseguido crear esa atmósfera de verosimilitud de la que hablábamos, de crear aquello que [[Borges]] llamaba “la suspensión momentánea de la incredulidad”.
Para construir dicha atmósfera, es necesaria la creación de un universo sólido (el mundo del escritor), coherente. Es necesario estructurar una melodía con palabras en la cual ninguna nota desafine, una música que transporte al lector a ese mundo diseñado por el escritor, que se lo crea, que, en definitiva, suspenda su incredulidad. De lo contrario, habremos fracasado.
22 ideas universales
Toda idea literaria, teatral o de guión cinematográfico, no deja de ser una recombinación de 22 argumentos universales.
1/ | Búsqueda de tesoros | Jasón y los argonautas |
2/ | Regreso al hogar | La Odisea |
3/ | Fundación de una nueva patria | La Eneida |
4/ | El intruso benefactor | El Mesías |
5/ | El intruso destructor | Drácula |
6/ | La venganza | Tragedia de Orestes |
7/ | Mártir y tirano | Antígona |
8/ | Contraste entre lo viejo y lo nuevo | El huerto de las cerezas |
9/ | El amor voluble y cambiante | El sueño de una noche de verano |
10/ | El amor redentor | La bella y la bestia |
11/ | El amor prohibido | Romeo y Julieta |
12/ | La mujer adúltera | Madam Bobari |
13/ | El seductor | Don Juan |
14/ | Impulso destructor | Cumbres borrascosas |
15/ | Ascensión por el amor | La Cenicienta |
16/ | El ansia de poder | Macbet |
17/ | Pacto con el diablo | Fausto |
18/ | El ser desdoblado | Doctor Hackel y Mister Haid |
19/ | El autoconocimiento | El guardián entre el centeno |
20/ | En el interior del laberinto | El castillo |
21/ | Creación de vida artificial | Frankestein |
22/ | Descenso a los infiernos | Orfeo |
A estos 22 argumentos universales podríamos añadir otro en contraposición al número 2, “la huida del hogar”. Una temática conocida en el cine como “de carretera” y en literatura como “de viajes y aventuras”. Un buen ejemplo podría ser “[[El señor de los anillos]]”.
Resumen
La lectura es la fuente de inspiración más importante del escritor.
Una idea puede encontrarse latente en cualquier lugar o situación.
Contenido dentro del relato, el escritor tiene que crear un mundo creíble, lo suficientemente coherente como para que el lector desarme su incredulidad.
Actividades
Contaminación dirigida: Escoger un género o una idea de entre los 22 argumentos universales y componer un listado de palabras propias del género o idea escogida. Acto seguido, escribir un pequeño texto que las incluya.
Desarrollar un cuento: Buscar en los periódicos alguna noticia que nos sirva para crear una narración.
A partir de la lectura de un relato corto, extraer la inspiración para escribir otro, similar o diferente. Reseñar el título del cuento y el autor que nos ha servido de patrón.