Los libros (el vínculo entre el autor y el lector)
¿Cómo podemos elaborar un relato?, ¿cómo podemos construir una historia cautivadora?, ¿qué es lo que hace que un cuento determinado, una novela, una historia, pueda sobrevivir en el tiempo e inspirar generaciones de lectores? La respuesta es la verosimilitud.
La lectura es una tarea ardua, por ello se hace imprescindible que el escritor establezca un vínculo con el lector a través de una historia creíble. Es preciso que el lector abandone su incredulidad consubstancial, su escepticismo, de lo contrario arrojará el punto de lectura si cae en sus manos un libro que no haya conseguido crear esa atmósfera de verosimilitud de la que hablábamos, de crear aquello que [[Borges]] llamaba “la suspensión momentánea de la incredulidad”.
Para construir dicha atmósfera, es necesaria la creación de un universo sólido (el mundo del escritor), coherente. Es necesario estructurar una melodía con palabras en la cual ninguna nota desafine, una música que transporte al lector a ese mundo diseñado por el escritor, que se lo crea, que, en definitiva, suspenda su incredulidad. De lo contrario, habremos fracasado.