Un ratoncito orgulloso y muy gordito, bien vestido y perfumado, se metió una noche en la bóveda de un banco. Entre tantas monedas, billetes y papeles financieros encontró una rata bellísima; la más linda, lustrosa y elegante que jamás hubiera encontrado durante toda su vida galante.
- ¿Ratita hermosa, quién eres?, ¿Tan bella y distinta de todas las ratas del reino? Preguntó el ratón.
- Yo, repuso ella, soy la rata de interés.