Cuando el viento pelea con la lluvia, el niño, dentro de su casa, sueña que sale a volar en un potrillo alado y le brillan los ojitos y, mientras sus manitos acarician el aire, los cabellos que le llueven por la frente le dan una pincelada inocente y silvestre al valle.
La carita del niño estalló de felicidad cuando el artista le comentó que él, el niño, sería el encargado de descubrir la estatua.
—¡Fantabulante! —dijo el niño, con la cara llena de sol. El artista lo miró sorprendido, pero no preguntó nada.
Esa tardecita, casi noche, la mamá le dio la mejor ropa para el acto, la que usaba para las fiestas de la escuela o para las fiestas patronales del pueblito, o para cuando iba a visitar a sus primos que viven en el caserío vecino.
El niño estaba expectante ante el lienzo que cubría la estatua, sabía de qué se trataba pues había visto cómo era tallada por el artesano que vino de Jujuy.
Imaginó el momento, intuyó el desenlace y no se sorprendió cuando el potro–estatua vio la luz y saltó del pedestal, y corrió y corrió, y nadie más lo vio. Unos días antes, el niño y el potro–estatua habían cambiado algunas miradas cómplices.
El artesano y los asistentes al acto no daban crédito a lo que sus ojos veían. El presidente comunal gritó:
—¡Exultástico! —y los asistentes, desorientados, aplaudieron el breve discurso.
El artesano dijo:
—¡Extravagando!, la estatua se fue, se abrió una puerta sin explicación –y los asistentes, desconcertados, volvieron a aplaudir.
Una niña gritó:
—¡Fantabuloso! —y todos se dieron vuelta buscando el grito, rumiando alguna idea.
Nadie vio cuando el niño abrazó la luz con sus ojitos negros y chispeantes. Luego de destapar la estatua–potro, él se guardó la manta.
Esa noche, el niño usó la manta para taparse, y todas las noches, desde aquella noche, se cubre con ella cada vez que quiere cabalgar.
Cuando el viento pelea con la lluvia, el niño, dentro de su casa, sueña que sale a volar en un potrillo alado, el niño sueña y se le abre una puerta en el tiempo.
Mariano
Febrero 2007
Uquía, Jujuy, a 2820 mts. snm.
“Cuando el viento pelea con la lluvia”, frase que utilizó una dulce joven Humahuaqueña, a propósito de los cambios climáticos del lugar y a la que doy gracias p2or su sabiduría. La estatua del potro está en Uquía, sobre un pedestal, muy quieta, por cierto.