Cuando la tía Ricarcinda cumplió sus primeros cien años (como decíamos jocosamente) en febrero de 1998, sus numerosos familiares, en especial los más jóvenes, hacíamos cuentas alegres por la posibilidad de entrar en los Guinnes World Records por lo siguiente:
- La tía abuela de unos y bisabuela de otros había nacido en 1898
- Era posible que llegara al año 2000, solo le faltaban dos años
- Entraría al siglo XXI
En medio de bromas y cuentas serías nos decíamos orgullosos que podíamos tener un miembro de la familia nacido en el siglo XIX, que vivió todo el siglo XX y falleció en el siglo XXI.
La tía gozaba de buena salud, la mejor a su edad, con algunas lagunas mentales y dificultades físicas propias de una persona centenaria, pero todo nos hacía vislumbrar el éxito deseado y en nuestros delirios juveniles imaginábamos los titulares en la prensa y las noticias en la radio y la televisión: ANCIANA VIVIÓ EN TRES SIGLOS DIFERENTES. No que su edad fuera de 300 años, eso lo sabíamos porque en la familia varios miembros pasaron de la centuria, sino por el detalle ya explicado.
Terminó el año 1998 y empezó 1999, ya faltaban dos meses para llegar al año 2000 y cumplir nuestro sueño, cuando un domingo, la anciana le dijo a mi hermana, que la cuidaba, que llamara al médico porque se sentía un poco indispuesta; ella la arropó en su camita y salió a buscar al galeno. Al regresar, encontraron a la tía con una hermosa sonrisa de felicidad y ya había dejado este mundo.
A todos nos cayó mal la noticia, la mayoría habíamos apostado por su llegada al siglo XXI y la bendita vieja nos quedó mal, por solo sesenta días; qué le costaba aguantarse, nos repetíamos y hasta algunos insultaban a la anciana porque habían apostado grandes sumas. Así es la vida, incrédulos del mundo.
NOTA: no es un cuento, sucedió en mi familia y mi Tía abuela se llamó en vida Ricarcinda Angel Hurtado, pero me parece tan curiosa la historia que la comparto como minicuento. En realidad no le faltaron dos meses sino seis porque falleció a finales de junio de 1998
Edgar Tarazona Angel