Se cuenta que en época de los sofistas griegos, uno de ellos ofreció a un hombre instruir a su hijo en la filosofía. ¿Cuánto vale? Preguntó. Cuesta diez monedas. Con ese dinero compro un esclavo, contestó el hombre. Cómpralo, dijo el sofista y de esa manera quedarías con dos esclavos.
En este tiempo, en una puerta de la iglesia de Bonda, una señora, antigua profesora, me contó esta historia. En épocas pasadas ella ofreció a un hombre enseñarle a leer al hijo. ¿Cuánto cuesta? Preguntó el hombre. Diez reales. El hombre dijo, con ese dinero compró un burro para transportar agua del río Manzanares. Cómpralo, dijo la señora y quedarías con dos burros: uno para cargar agua y el otro de compañía.