Me trasladé a una nueva casa y al ir escogiendo ropa encontré en aquel saco viejísimo un billete que ya ni valor tiene.
Tan viejo es, que lo tengo solo de recuerdo porque fue el que me puse en la graduación del colegio y en la boda de mi hermana que ya es abuela.
Lo miro y hay un nombre y un número escritos, casi ni se ve.
Pero estalla mi cerebro y empiezo a recordar ese rostro, la charla sobre estar en una fiesta sin invitación y la cita que nunca llegó.
Y de pronto también me doy cuenta porqué 15 años después, cuando conocí a mi esposa, me parecía haberla visto antes.
Será una linda charla para antes de dormir...