La madrugada es mucha, dice doña Berta Sánchez mientras ensarta las flores de la silla. Todavia está oscuro, el sereno se agita en la atmosfera fría, ella sigue hablando de su herencia, mientras toma las flores con gran regocijo, elaborando su obra con los brotes que escoge.
Estas van en el borde, habla con dulce voz, son crisantemos, los agapantos las chispas y pensamientos de último. Enseñando su arte, el alba deja ver su luz mágica, iluminando el colorido de las flores que dejan mirar su belleza para salir a deambular.
Doña Berta está lista, y su silleta encantada tambien.