En un pequeño poblado en la montaña, vivía una extraña niña, con apenas diez años.- Ojos azules, mirada triste, y peinaba con dos trenzas muy largas.-
Su madre había quedado viuda, cuando ella apenas tenía un año, y según cuentan la muerte de su padre, la marcó mucho, por la dudosa forma de su fallecimiento.-
Solía salir muy pocas veces de su casa, sólo a la iglesia, a visitar la tumba de su padre, y lo hacía siempre con un vestido rosa. No tenía amigas, jugaba con su perro, y no se conoce que haya ido a la escuela.-
La vivienda era humilde y pequeña, donde su madre atendía el jardín, los árboles frutales, y una quinta de variadas hortalizas.- Sus ingresos se los proporcionaba la venta de dulces y envasados, que su madre hacía, y los comercializaba en el pueblo.-
Aquellos que trataban a su madre, decían que, era de pocas palabras, no hablaba del pasado, e ignoraba la existencia de su hija.
Todo era misterio en esa familia.- Los abuelos paternos de la niña, nunca visitaban su hogar, ni la recibían en su casa.- Cuando una niña del barrio tenía la oportunidad de hablarla, para jugar, solo respondía, “estoy ocupada y mi madre necesita de mi ayuda”. -
Un día el sacerdote de la capilla, decide ir a visitarla para ofrecer sus servicios de catecismo, para que pudiera hacer su primera comunión.-
Cuando se le permite ingresar a la vivienda, se encuentra con un panorama un poco desalentador.- No hay fotos de familia, no hay espejos, los muebles están cubiertos por una funda, y su interior, tiene poca luz. De igual manera el sacerdote solicita un diálogo con ambas, pero sólo su madre se presentó a conversar con él.-
Pregunta ¿y la niña? , “está indispuesta” contestó su madre.- De igual modo, él plantea la posibilidad que los días sábados por la tarde la niña concurriera a la escuela de catecismo que él mismo dicta. Su madre con pocas palabras contesta: “lo charlaremos con ella”, y “muchas gracias por su visita”. Pero la niña de vestido rosa, nunca concurrió a dichas clases, sí siempre con su madre a misa, bien temprano, y en los últimos bancos. La maestra de la escuela, preocupada por la enseñanza de esta niña, también decidió concurrir a su casa, acompañada por una madre, quienes recibieron la misma impresión cuando ingresaron.- Más tranquilas, porque el sacerdote las había advertido, e iban preparadas para todo.-
La madre, las recibe de parado, no las hace sentar, y les pide que sean breves, que tiene mucho trabajo.- La maestra quiere tener un diálogo con la niña, para convencerla de ir a la escuela.- Pero la misma respuesta: “ella está indispuesta, no creo que quiera concurrir, lo que ella debe saber, se lo enseño yo”.- La preocupación y la curiosidad por estos dos personajes, cada día se hacía más carne en la pequeña población.- Para conocer más detalle de la muerte de su padre, concurrieron a consultar al único médico del pueblo, que según parece llegó al domicilio de esta familia, después que había fallecido.- Según el anciano médico, nunca pudo saber el motivo de la muerte del padre de la niña. Cuando él llega al lugar del hecho, estaba tapado, con un manto rosado, su esposa y la niña, junto a la cama las dos vestidas de rosado, con un rosario en la mano.- Quiso revisar su cuerpo, y fue negado por su esposa, y la niña muy pequeña en aquel momento, con la mirada fija en su madre. El entierro se hizo a primeras horas de la mañana siguiente, y sólo permitieron que estuvieran presentes, el empresario fúnebre y el empleado del cementerio.- El misterio quedó siempre latente en el pueblo, siguió la rutina de ambas, la iglesia, el cementerio y las ventas de sus preparados a los más conocidos. La niña de vestido rosa, se hizo mujer, pero siempre usó el mismo color de vestimenta. Cuando muere su madre, se cumple nuevamente el mismo ritual, y para mayor misterio, la casa queda vacía, y la niña de vestido rosa, hoy mujer, desaparece del pueblo, y nunca más se ve. Se podrá saber algún día la verdadera razón de sus vidas, porque vivían de esa manera, porque el color rosa.- Que misterio se lleva la madre a la tumba, que lo compartió con su hija, y nadie pudo develar.- Dios será el único testigo, que guardará en su inmenso corazón, un secreto de mucho valor.-