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Hace unos años publiqué LA PLAYA DE LOS CANGREJOS MANCOS.  En resumen, un hermano de mi amigo Juancho supo por boca de un hechicero que chupar la tenaza de un cangrejo era el mejor remedio para la próstata, ni corto ni perezoso madrugaba al mar a cazar cangrejos, muy fácil a una hora que salen a tomar el sol, los atrapaba y entonces les quitaba la tenaza derecha, la más grande, la chupaba y dejaba libre el crustáceo. El resto lo pueden leer en este RINCON de los escritores.

 

Fueron tantos los cangrejos mancos que de alguna manera se pusieron de acuerdo para vengarse. Una noche el hombre, en alto estado de embriaguez, llegó a la playa en busca de su medicina, pero al arrodillarse perdió el equilibrio y quedó dormido en estado total de inconciencia.

 

Despertó al otro día con la sensación de que algo no estaba bien; sentía un dolor agudo en el hombro derecho y al tocarse descubrió que faltaba el brazo. Los cangrejos le habían cercenado la misma extremidad que él le había quitado a la mayoría de los congéneres de esta playa.  

Edgar Tarazona Angel

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