Como si la noche fuera un cántaro de barro que en cualquier momento se pudiera romper, así y de la misma manera vivo mi vida, sucumbida en la oscuridad plena de un lúgubre silencio.
Te miro a los ojos y en mi mente no se escucha otra frase que no sea ¿por que? Me siento sola, abandonada, sin presente y con un futuro muy incierto; no hay rumbo en el que una mujer como yo pueda tener una luz de paz y esperanza.
Aun sigue siendo noche y todavía falta mucho para que esta acabe; haciendo de ella el comienzo de lo que por culpa de la misma vida me toca vivir, el decaimiento mismo de mi integridad.
Trato de cerrar mis ojos y pensar que nada de esto es real, pero es muy difícil ocultarnos a la realidad de nuestras desdichas y necesidades.
Sombras cubren mi conciencia, observo mi cuerpo, todavía virgen, intacto, sin un solo rastro de mancha o culpa y viéndome así, desnuda dispuesta a vender lo único que realmente es mió, la tristeza me invade y me atormenta.
Las lágrimas no calman mi temor. Y lo peor es que ya no hay salida. Yo misma me autocampadezco. Es el destino y el hambre, los que me están obligando a esto, no es mi culpa; como puede ser culpa mía o de mi hermanito él haber sido victimas de la maldita violencia.
Trato de recordar la vida que asta hace poco llevábamos, pero no puedo, a mi mente solo llegan imágenes de la muerte de mis padres y de la manera en que tuvimos que huir sin ni siquiera poderlos enterar, dejando atrás lo que alguna vez llamamos hogar.
Nuevamente, vuelvo a sentir la angustia y la impotencia de no saber que hacer. Me hallo sola en una ciudad que no conozco, con tan solo dieciséis años y a cargo de un niño de cinco.
Tengo mucho miedo, necesito de mis padres.
Aquí todo es muy costoso y no tengo nada de dinero, mi hermanito con hambre y frió me obligan a hacer algo, lo que sea, el no puede sufrir mas, ya es suficiente el tratar de entender por que ya no estamos en casa y mas aun donde están papa y mama.
Observo por la ventana las calles grises y heladas; deben ser así, por la indiferencia de todos. Además, no conozco a nadie, no se hacer nada, en ningún lado me dan trabajo por ser menor de edad y menos cuando saben que soy una desplazada, no tengo mas que mi cuerpo y por ahora será con lo único que pueda enfrentar la vida.
¡No quiero venderme! Llegar hasta el más bajo y denigrante estado al que puede llegar una mujer ¿pero tengo otra opción? Dios por favor ayúdame, no me dejes sola, el temor es demasiado y no se si pueda superarlo.
Siento que estoy viviendo en un limbo, En un lugar perdido y solitario, me encuentro aquí por la sola necesidad de sobrevivir, todo mi mundo se ha venido a bajo, soy una homicida porque hoy matare a una mujer, sucumbiéndola en la más triste fatalidad. Son estas las últimas lágrimas de una niña, después serán solo lágrimas de frustración.
-Salga de ese baño, ya lleva más de cinco minutos y no me voy a quedar aquí toda la noche.
-Ss... ii déme un minuto.
-Salga rápido que ya le pagué, no quiera que entre y la saque.
Llego el momento del final, siempre pensé que la primera vez seria con alguien que amara. Definitivamente un pensamiento demasiado romántico.
La vida no es como la soñé, realmente la vida no es un sueño es la pesadilla más horrible y cruel que pueda existir. Debo grabarme bien la mujer que veo en el espejo, por que cuando la vuelva a ver, será solamente el reflejo, de una flor marchita y desdeña.
Trataré de dejar mi mente en blanco y esperar que todo acabe, al fin y al cabo mañana será otro día y que Dios me ayude para que no sea igual al de hoy.
Jhon Alvear Arcos S.