Siempre termino con dolor de cabeza, pidiendo disculpas por no cumplir en las fechas importantes. Mi esposa no entiende que mi carrera de abogado no distingue horarios ni celebraciones. Piensa que si no llego es porque estoy con otra. Recibo la llamada urgente de alguien en problemas y ella arma unos líos tremendos. Peleamos constantemente, sin remedio ni posibilidades de un arbitraje para equilibrar la discusión. Sin embargo, la amo y esta vez me he prometido que no sucederá de nuevo, es nuestro aniversario, ya tengo las rosas, el obsequio y la reservación.
De camino a casa me telefonea llorando, pide que vaya a la estación de policía. Está en problemas. Han intentado robar el almacén al que acudió a comprarme un regalo, el acusado niega todo. Como mi mujer presenció el atraco, debe declarar, accedió en un principio a ayudar pero ya lleva casi tres horas soportando las mismas preguntas. No puede más, se siente acosada, intimidada y harta. Realizo los trámites de rutina y trato de que comprendan que ella no es el criminal, solo el testigo y deben dejarnos ir. Por fin, luego de unas horas más acceden y la liberan. Miro el reloj: la 1 de la madrugada. Finalmente cumplí. Pasamos juntos este aniversario. Sonrío satisfecho porque después de la querella, por fin me comprenderá.
Elena Ortiz Muñiz