Ayer volví a mirarte viejo amigo, lo de viejo es un decir, ya que lo nuestro es cuestión de tamaño. Por mucho que yo escandalizara, gruñera o pelara los dientes, el más desmirriado de mis oponentes nunca me ha tomado en serio, hasta me llaman despectivamente “salchicha”.
En cambio tú, eras apenas un cachorro y ya lucías un terrorífico tamaño; sólo nosotros sabíamos que eres más inofensivo que un colibrí. Ayer al encontrarme contigo me sentí orgulloso cuando escuché comentar a los que te miraban: mira a Lux, el gran danés mascota de los bomberos marinos.