Era de madrugada cuando me abracé a la almohada, de pronto escucho el murmullo de una vocecita que me habla, abro los ojos asustada…
Es un hada que entró por mi ventana; asombrada la tomo entre mis manos, y le pregunto -¿Qué pasa?-
Me dice: -¡Vengo a concederte un deseo!-
Yo no puedo creerlo, ¿estaré dormida aún? pienso… y parpadeo, pero ella sigue agitando sus alas, despide una luz muy clara, y en su mano lleva una varita mágica como en los cuentos.
Yo sin tardanza le pido que me baje una estrella para adornar mi cabello por la mañana. Y me duermo…
Al despertar, me doy cuenta de que todo ha sido un sueño.
Pero al mirarme al espejo descubro que hay un brillo especial en mi mirada.
Alicia Rivas