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Era el primer día de clases, el patio de la escuela estaba repleto de niños que corrían de un lugar a otro saludando a sus amigos, muchos no se habían visto en todas las vacaciones.

Sonó el timbre anunciando que tenían que organizar las filas, ya todos sabían el lugar que les correspondía y así cada grupo entro a su aula. Los alumnos de sexto grado se sentaron en silencio mientras la maestra de pie frente a ellos les dijo:

--Niños hoy es un día especial para todos pues comienza otro curso escolar y además vamos a dar la bienvenida a un nuevo alumno. 

La maestra con una señal de su mano invito a Raúl a ponerse de pie.

--Él es Raúl Gómez.  

Raúl saludo con un ligero movimiento de cabeza y una sonrisa y se sentó de nuevo.

Comenzó la clase, detrás del nuevo alumno estaba sentado Rubén y detrás de este su hermano gemelo Rogelio, ambos eran inseparables y se caracterizaban por su manía de molestar a otros alumnos.   

Rogelio no perdió la oportunidad de comenzar su juego y con una liguita lanzo sobre la espalda de Raúl un papelito en forma de pelotita que golpeo duro en la espalda de este, que sintió el golpe pero no dijo nada. Después le toco el turno a Rubén que hizo el mismo juego golpeando la espalda del muchacho, que tampoco hizo demostración alguna de molestia. La maestra mientras daba su clase noto algunos movimientos raros y pregunto.

--Raúl, está todo bien?

---Todo bien, gracias.

Sonó el timbre de la hora del receso y los niños  salieron al patio, Rubén y Rogelio lideraban el grupo de  varones que se fueron a sentar en una esquina a charlar y comer sus meriendas, Raúl fue el ultimo en salir del aula y se dirigió donde estaban sus compañeros, Rogelio al verlo llegar dijo:

--Vamos, no me gusta este tipo.

Todos se pararon y lo siguieron, Raúl sin preocuparle aquella actitud se sentó en el mismo lugar donde estuvo Rogelio y tranquilamente se comió su merienda. Terminado el tiempo de descanso volvieron al aula, en otro intento por molestar al alumno nuevo, Rogelio paso por el lado de Raúl, con el codo tiro al piso los libros del muchacho y sin detenerse a pedir disculpas siguió y se sentó.

Como siempre Raúl se inclino recogió sus libros y se sentó a escuchar la clase, como si nada hubiera pasado.

Por fin sonó el esperado timbre, todos los alumnos salieron en dirección a sus casas, los gemelos caminaban por la acera ideando alguna otra forma para humillar y molestar a Raúl, mientras comentaban:

--Has visto que chico mas pesado, no se molesta por nada.

Dijo Rogelio a su hermano.

--Es verdad, mañana que se prepare, tenemos que hacerlo rabiar.--Agregó Rubén.

Los dos muchachos estaban muy distraídos con su maliciosa conversación y no se percataron del grupo de chiquillos pandilleros que se acercaba en dirección contraria.  Rogelio y Rubén no tuvieron tiempo de nada, los cuatro pandilleros, acostumbraban a atacar a traición y quitarles los maletines a los mas chicos y se abalanzaron sobre los hermanos lanzándolos al piso, despojándolos de sus pertenencias y dispuestos a golpearlos.  Cuando ya los muchachos se creían perdidos, sintieron unos pasos y alguien que les quitaba de encima a sus agresores, que no pudieron defenderse, dos de ellos salieron corriendo a como podían sus piernas sin llevarse nada en las manos y los otros dos estaban tirados en el piso boca abajo con las manos en la espalda si poder moverse, y muertos de miedo.  Cuando los gemelos pudieron darse cuenta de lo sucedido vieron delante de ellos a Raúl que acompañado de su hermano Sergio dejaron fuera de combate a los pandilleros.  Sergio sonrío preguntando:

--Están bien.

--Bien, gracias,--dijeron los dos hermanos a una voz.

Raúl sacudiéndose el pantalón les dijo:

--Él es mi hermano Sergio, los dos practicamos karate, es mejor salir de la escuela en grupo, para evitar estos ataques.

Los chicos dieron nuevamente las gracias a los dos hermanos y junto siguieron el camino a sus casas que era el mismo, pues comprobaron que vivían cerca.

Al día siguiente Rogelio personalmente llevó a Raúl al grupo y contó lo sucedido.  Desde ese día Raúl fue el mejor amigo de los gemelos que se incorporaron a las clases de defensa personal.

Los muchachos aprendieron la lección, nunca más humillaron ni molestaron a otros niños y fueron  respetuosos con todos.

Fin

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